La anormalidad que explica esta inflación (ya anormal en comparación con el resto del mundo y de América Latina) es la que pusimos acá: nuestros precios relativos son ridículos, y la inflación es lo que ocurre cuando volvés back to normal si no querés tener una apreciación nominal del peso. Hace un par de días Aldo Abram se preguntaba por qué camino conseguir la apreciación real: inflación o apreciación nominal. Hay pros y cons de cada alternativa (ya habrá oportunidad de discutirlo) pero lo que dijo la gente de la UIA ("bajen los salarios") me hace pensar en una ventaja que no había advertido del camino inflacionario: obliga a los malditos burgueses explotadores a llamar a las cosas por su nombre. Ya no pueden refugiarse en esa queja etérea de "no bajen el dólar" sino que tienen que decirlo con todas las letras: "por favor, Roberto, manteneme los salarios lo más bajo que puedas". Y nos damos cuenta más claramente de lo que son: seres humanos cuyo mérito y/o nacimiento privilegiado les hace ganar mucho dinero y que, como corresponde a su naturaleza, prefieren que el resto de la humanidad gane menos para que ellos ganen todavía más.
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