Berlín, 1933:
"Quedaba claro que el canciller Schleicher había salido del encuentro con Hindenburg totalmente desanimado y convencido de que su sucesor sería Franz von Papen. Como última tarea en el cargo, después de sólo cincuenta y siete días de mandato, el gabinete de Schleicher procedió entonces a dar un último visto bueno a las medidas financieras necesarias para poner en práctica el programa de creación de empleo que, como había prometido el canciller cuando juró el cargo, sería su proyecto prioritario. De hecho, ese mismo día se convirtió en ley mediante un decreto extraordinario firmado por el presidente. El programa ponía quinientos millones a disposición de una serie de proyectos de obras públicas diseñadas para proporcionar trabajo a los desempleados y estimular al actividad económica en general. En el transcurso de los seis meses siguientes, casi dos millones de alemanes encontraron trabajo. Sin embago, a Schleicher no se le reconoció ningún mérito al respecto: el beneficiario político de ese logro sería Adolf Hitler." (Timothy Ashby Turner, A treinta días del poder).
Lo que me llevó a pensar: a ver cómo debutaron económicamente algunos líderes de aquí y de allá que duraron mucho en el poder, incluido Nestorio. Roosevelt empezó en el último año de una recesión; Hitler, Perón y Kirchner en el primero de una recuperación, Clinton en el segundo.
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