Esta canción dice que aunque plantemos una bandera
en las Bahamas nunca serán nuestras. O algo así.
Charly García, recital en Obras, diciembre 1983
El Teorema de Coase dice más o menos esto: no importa si mi vecino de abajo tiene o no el derecho de prohibirme que yo haga una fiesta. Si podemos negociar, la fiesta se hará si yo valoro más hacerla de lo que a él le molesta que yo la haga (aunque es buena onda y supongo que no le molestará, pero for the sake of the argument supongamos que sí). Si él tiene derecho a prohibirme, le pagaré lo suficiente como para que me permita hacerla, y querré pagar porque supusimos que yo lo valoro más. (Yeah, "valorar" quiere decir cuánta guita estás dispuesto a pagar, y eso depende obviamente de cuánta plata tenés, pero no me interrumpan que me desconcentro). A la inversa, si yo tengo derecho a hacer la fiesta, la fiesta sólo se hará si a mí me da más que lo que a él le quita. Si a él le molesta más de lo que yo la disfruto, me pagará lo suficiente como para que no lo haga.
Si, poco realista. Pero vamos a las Falklands-Malvinas.
¿Quién valora más las Islas: el conjunto de los 40 millones de argentinos o el conjunto de los 2967 kelpers? Vamos a separar la valoración en dos partes: económica y sentimental. Para la económica, podemos suponer que para argentinos y kelpers valen lo mismo las Falklands: el valor presente de los derechos de pesca ad infinitum (son 40 millones de dólares al año), más la chance de petróleo, más las ovejitas. En este rubro vamos empatados.
Vamos al sentimental. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar (en cuotas anuales, durante treinta años, ponele) para que las Malvinas sean argentinas? ¿50 mangos al año? ¿Un poco menos? ¿Mucho menos? ¿30 pesos? Bueno, ta bien ta bien, cerramos en 15 pesos al año. Un peso por mes más tres en Navidad. Son 5 dólares. Pero por 30 años. Son 200 millones de dólares al año, si cada habitante pone 5 dólares -meaning el Estado argentino, en nombre de ellos-. A valor presente, pará que voy a Excel, a ver: al 6% anual, eso vale hoy 2752 millones de dólares.
Ahora vamos a los kelpers. Aparentemente hay algunas minorities de chilenos e inmigrantes de Santa Elena, así que de los 2967 no creo que más de 2752 sean de los que tienen derechos políticos. Digo 2752 para que podamos darle un palo verde a cada uno. A cada uno, no a cada familia. Yo creo que le haríamos un gran bien a los kelpers, pobrecitos, ponerlos en la situación de irse de esa tierra que seguramente están obligados a amar a pesar del desagrado y las incomodidades, sin que tengan que tomar la traicionera decisión de rajar individualmente. Si vivir en Islandia ya es bastante duro con sus 200 mil habitantes, como te cuentan en esta pelis, no quiero imaginar en Malvinas con 2000. Una familia tipo se iría con 4 palos a rehacer su vida en Londres, o en Gaiman si les copa el aire del Atlánico Sur -no creo- con la tranquilidad psicológica de que "fue Fuenteovejuna. Todos se iban, no nos quedaba otra, nos echaron los argentinos". Cuando se hiciera el plebiscito, los del Stay Party acusarían de traidores a los del Leave Pary, y en la campaña parecería imposible la victoria de los traidores del Leave, encabezados por un kelper de 23 que quiere conocer The Cavern. Pero en el cuarto oscuro...
Si el motivo de Britannia para oponerse a la soberanía argentina es la negativa de los kelpers, entonces deberían cederlas. Y para la Argentina no sería una inversión tan ridícula. Con el valor presente de los derechos de pesca (40 palos de aquí a la eternidad) recuperamos 666 millones. Más algo de las ovejitas, más la promesa vaga del petróleo, más la seguridad jurídica -no lo digo en chiste- de un lugar que tiene su soberanía definitiva, quizá terminaría siendo negocio.
Todo bien, pero: ¿quién va después a poblar las Malvinas? Yo no.
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