sábado, febrero 04, 2006

en defensa del obispo

Digo, después de todo, ¿quién no se ha comido un "epa, epa, ¿dónde vas?"? Reservemos la indignación para cuando haya menores, no la gastemos en la humana carne de los obispos o -¡válgame Dios!- de los obispos gay.

Nótese un dato clave para la investigación, posible inspirador de las fantasías del obispo y/o la pasajera: era el interno 69.

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