La especialización que pregonaba Adam Smith, muchachos, era para los que laburan en serio: los torneros, carpinteros, deshollinadores, campesinos... Si nos guiamos por el ejemplo del propio Adán, la tarea de los economistas era el chamuyo informado. La Ciencia Maldita ve con preocupación la creciente especialización de la ciencia maldita.
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