Se mezclan mi vuelta a casa con que mi conjuntivitis me impide usar lentes de contacto y estos pinches guatemaltecos me robaron un bolso con mis dos pares de anteojos (sí, ya sé, no diversifiqué riesgos). ¿No les enseñó su papá que no hay que aprovecharse de los borrachos?
En fin. Cuestión que veo que José y yo estamos de acuerdo con los cuatro de arriba. (Aunque como están las cosas, uno está tentado a decir que quizás Agüero por izquierda, Tévez al medio y Messi a la derecha, en una formación a lo Marcelo, sería gloriosa. [Voy a decir como el Loco Gatti cuando dijo que el mejor gol de Diego en el 86 fue contra Italia, porque el de Inglaterra era más fácil para un tipo como él: el mejor gol de Agüero con Racing fue el segundo: ir horizontal al área con la pierna -llamémosla así- mala y colocarla allá abajo es dificilísimo]. Pongo a propósito a los extremos con su pierna cambiada porque veo que es una tendencia que, como diestro que se ha recostado toda su vida a la izquierda, apruebo [Fijate también el caso Ronaldinho, un derecho arrancando por izquierda]. El motivo es también algo así como una diversificación de riesgos: con la pierna cambiada, podés arrancar para el lado más peligroso -afuera- y te queda la pierna mala; o el lado menos peligroso -adentro- pero con la pierna buena. Cada opción tiene su peligro, comparado con el wing que juega en la banda de su pierna, que si engancha para adentro es inofensivo, y que entonces es obvio para qué lado va a arrancar [Aunque, como dijo un número tres sobre Garrincha: "todos sabemos lo que va a hacer; pero el problema es que nadie sabe cuándo"]). (Nunca había puesto cuatro signos de puntuación seguidos, como recién).
Lo que no veo, José, es tu esquema de la mitad para atrás. Si Sorín juega de tres-tres, en el medio hacemos agua, no sólo porque quedan sólo dos (como Simeone y Redondo en el fatídico 0-5 con Colombia) sino también porque Cambiasso -la copia mala del ya discutible Redondo- marca poco y nada. Si, en cambio, Sorín juega de tres mentiroso, ¿por qué no decir sencillamente que es un carrilero por izquierda, y quedamos con el 3-3-2-2 que nos gusta a Tom Abraham y a mí? Y, en ese caso, en vez de dos cincos ponemos un cinco que marque (Masche, y si no creo que me quedo con este Demichelis) y un ocho, que tiene que ser un tiempo Zanetti y, cuando se canse en ese puesto agotador, Castromán en su antigua posición.
En fin, somos todos técnicos. Y está bien. Si faltaba una prueba de la relatividad de los méritos en este rubro, basta con los seis triunfos consecutivos del Atlético justo después de la salida del único técnico argentino que parecía ser realmente una carta de triunfo.
En fin. Cuestión que veo que José y yo estamos de acuerdo con los cuatro de arriba. (Aunque como están las cosas, uno está tentado a decir que quizás Agüero por izquierda, Tévez al medio y Messi a la derecha, en una formación a lo Marcelo, sería gloriosa. [Voy a decir como el Loco Gatti cuando dijo que el mejor gol de Diego en el 86 fue contra Italia, porque el de Inglaterra era más fácil para un tipo como él: el mejor gol de Agüero con Racing fue el segundo: ir horizontal al área con la pierna -llamémosla así- mala y colocarla allá abajo es dificilísimo]. Pongo a propósito a los extremos con su pierna cambiada porque veo que es una tendencia que, como diestro que se ha recostado toda su vida a la izquierda, apruebo [Fijate también el caso Ronaldinho, un derecho arrancando por izquierda]. El motivo es también algo así como una diversificación de riesgos: con la pierna cambiada, podés arrancar para el lado más peligroso -afuera- y te queda la pierna mala; o el lado menos peligroso -adentro- pero con la pierna buena. Cada opción tiene su peligro, comparado con el wing que juega en la banda de su pierna, que si engancha para adentro es inofensivo, y que entonces es obvio para qué lado va a arrancar [Aunque, como dijo un número tres sobre Garrincha: "todos sabemos lo que va a hacer; pero el problema es que nadie sabe cuándo"]). (Nunca había puesto cuatro signos de puntuación seguidos, como recién).
Lo que no veo, José, es tu esquema de la mitad para atrás. Si Sorín juega de tres-tres, en el medio hacemos agua, no sólo porque quedan sólo dos (como Simeone y Redondo en el fatídico 0-5 con Colombia) sino también porque Cambiasso -la copia mala del ya discutible Redondo- marca poco y nada. Si, en cambio, Sorín juega de tres mentiroso, ¿por qué no decir sencillamente que es un carrilero por izquierda, y quedamos con el 3-3-2-2 que nos gusta a Tom Abraham y a mí? Y, en ese caso, en vez de dos cincos ponemos un cinco que marque (Masche, y si no creo que me quedo con este Demichelis) y un ocho, que tiene que ser un tiempo Zanetti y, cuando se canse en ese puesto agotador, Castromán en su antigua posición.
En fin, somos todos técnicos. Y está bien. Si faltaba una prueba de la relatividad de los méritos en este rubro, basta con los seis triunfos consecutivos del Atlético justo después de la salida del único técnico argentino que parecía ser realmente una carta de triunfo.
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