Cuando los noventa sean parte del pasado remoto, serán valorados por lo menos como cuando fueron presente, y desde luego mucho más que ahora que son pasado reciente. Mi long-run-bet de difícil comprobación es que dentro de cincuenta años los 90 del siglo XX serán vistos como los 80 del XIX son mirados hoy: una década en la que se inició un proceso de crecimiento asociado a la integración al mundo, pero cuya catastrófica crisis final hizo que los contemporáneos se concentraran en su corrupción, su hedonismo, su tragedia.
Quizás ese momento llegue más temprano que tarde: la Orterodoxia (ie., la visión actual de economistas llamados heterodoxos, cuyo componente de orto es hoy por hoy mucho más que de hetero) tiene entre sus pilares el superávit fiscal. Y ayer Frenkel se animó a señalar que la corrección fiscal fue en gran parte un trabajo noventista, arruinado parcialmente por la reforma previsional. Fair enough.
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