miércoles, mayo 24, 2006

lo de patti

Dime con quién andas


Qué sé yo, soy un tibio y no me animo a jugarme. Todos preferiríamos que pesara sobre él una condena judicial, salvo que haya sido una broma cuando dijo "Que digan que participé en la lucha contra la subversión, que digan que soy un torturador, yo no lo niego. Pero no me acusen de chorro y de corrupto".

Pero me parece que la comparación de Lilita con los nazis -supongo que un clásico para los estudiantes de Derecho porque a mí también me hicieron leer ese texto de Carlos Nino- no es del todo aplicable. En Nüremberg la cuestión era si estaba bien juzgar a alguien por actos que no eran delicitivos con el derecho positivo vigente en la Alemania nazi. Acá es disinta la cuestión sustancial. El tema es si Patti es o no un torturador y un asesino, en cuyo caso sí hay que impedirle la asunción. Que la adopción del pacto de San José de Costa Rica (que declara imprescriptibles ese tipo de delitos, y por lo tanto lo hace inhábil para asumir) sea posterior a los actos de Patti no tiene nada que ver. Los actos atribuidos por mucha gente (entre otros, por él mismo) a Patti eran delito cuando los cometió, como fueron delito los de los generales condenados con el Código Penal en la mano.

La cuestión, de nuevo, es si Patti es torturador y asesino. Todos "sabemos" que lo es pero no lo "sabemos" en el sentido judicial de la palabra. Mi impresión en este instante es que lo correcto habría sido dejarlo asumir, lo cual me pone no sólo en la compañía de Patti, sino en una extraña alianza de circunstancias entre don Raúl Alfonsín y toda la derecha argentina.

Aunque estoy, pues, en contra del rechazo a Patti porque me parece ilegal, no llegaría a decir que es un mal día, como sostiene el blog en el que se habla "de política argentina, española y de Estados Unidos desde una perspectiva conservadora y católica". El mensaje es parecido al que recibían los equipos de Menotti cuando jugaban al offside y a veces incorrectamente les cobraban posición adelantada: contá con que si hacés esas cosas existe la posibilidad de que quienes aplican la ley se equivoquen en contra tuyo.

Más allá del affair en sí, son interesantes cuestiones aledañas. Uno, la desidia argentina: siempre actuamos a último momento. Igual que con las papeleras. ¿Por qué no se impugnó la candidatura? Y otra, gloriosa, es el veletismo nuestro. El bloque de Díaz Bancalari votó contra Patti -- pero el hombre estaba en la misma boleta.

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