Me gustan mis lectores: los 9 votos a Russo, en un cómodo primer lugar, sumados a los 3 votos a Bielsa, hablan de gente que usa la cabeza, que cree contra toda evidencia en la posibilidad de dominar por la razón a las fuerzas azarosas e incontrolables de este mundo. Los votos a Bianchi, Gallego, Basile, Bilardo, Ramón (suman 17) hablan de gente fiel a un recuerdo de gloria guardado en su corazón; los 4 votos a Rijkaard me hablan de argentinos que -por qué no decirlo- creen que un poco, un poquito, seguimos mereciendo el primer mundo. Nuestra parte ilustrada, nuestra parte romántica, nuestro cosmpolitanismo, todo está allí. Felizmente, no nos debemos a una sola tradición -- podemos aspirar a todas.
Y ahora, a Basile, ese anagrama de Bielsa. Vuelve el fútbol café, dice mi amigo creador del colectivo "técnico Tabac" -por la confitería setentista ubicada en Cnel Díaz y Libertador-. En ese colectivo se suben también los Veira, los Pastoriza, los Menotti. Charlas de fútbol hasta la madrugada, bajo la mirada confundida de women-with-a-past que no entienden por qué esta noche se vuelven a su casa solas. Es que esta noche se habla de fútbol, chicas.
En una época yo también paraba ahí, y una noche me lo encontré, a Coco. Tuve la caradurez de encararlo y decirle lo que pienso. De contarle de aquella carta que le mandé en el 94, predicando el 3-3-2-2, sugiriendo que subiera a Chamot para que Cholo y Redondo no estuvieran solos en la contención. De decirle que no sé si lo subió o no, pero que cuando Chamot se la dio a Bati en el segundo o tercero con Grecia algo en mí se conmovió, como si la carta le hubiera llegado, como si la hubiera leído. Le pregunté cómo pudo parar ese equipo tan desesperado contra Colombia en el Monumental, sin playmakers: terminamos con Zapata y Simeone solos en el medio, y Acosta, Batistuta, el Turco García y el Mencho arriba. Le dije que el 94 fue el único de los mundiales post-1986 en el que perdimos como hay que perder, y que eso es lo que importa en un Mundial, porque ganarlo es casi imposible. Messi no jugó contra Alemania, pero Ortega sí jugó contra Rumania. Y terminamos con un ofensivo aunque no insensato 3-3-1-3. Me cortó el monólogo una voz infrarroja, casi indetectable para el oído humano de tan grave: "Ja, gracias pibe. Chau".
Qué sé yo, por ahí me quedé medio enamorado por ese encuentro, pero siento que toda esa cosa de las viseras con propaganda, del "descontrol" de Diego, es una crítica un poco ex-post. Basile en el 94 tuvo un problema inesperado, muy difícil de resolver. Lo que en todo caso habría que discutir es si cabían en el mismo equipo Maradona, Balbo, Batistuta, Caniggia. Pero fue lindo mientras duró.
No sé si Basile sería buen técnico para Central o para Banfield. O inclusive para un Independiente. Pero para un plantel bueno parece bueno. Si su mérito en Boca es escaso porque ganó todo gracias a un plantel mucho mejor que el resto, entonces tenemos el hombre para el cargo: Argentina tiene el mejor plantel para el 2010. Picapiedras ya vamos a encontrar.
Otra a favor: el Equipo de Memoria. Quizás es un poco extremo, pero prefiero el Equipo de Memoria que la Comunidad Pekerman, en la que tienen que jugar los 23 y entonces la experimentación no cesa nunca. En el instante más importante del fútbol argentino de la última década y media, a Pekerman se le ocurrió que había que "probar con Cruz". No, viejo, tuviste cuatro años para experimentar. Con Coco tengo fe para que el primer mandamiento se cumpla siempre, y rece así:
"Messi, Aguero y Tévez".
Una última a favor, o en contra de un posible reparo. El técnico de Selección es un cargo que no castiga en exceso el principal defecto de Basile y de Rollo: la hora de despertada. Como le dijo una vez en México a no sé qué jugador argentino: "La mañana es para dormir". Es sólo un mes, Coco, de despertarse temprano. Podemos soportarlo.
Así que cuenta con mi apoyo, Coco. El laburo fuerte es para los preparadorse físicos, los entrenadores de arqueros. Y algún asistente que mida y pese las pelotas paradas. Usted quédese hasta tarde charlando de fútbol, que no es ni una ciencia ni es maldita. En las noches de lunes a miércoles vea las repeticiones del fútbol europeo: qué banda le queda mejor a Agüerito, cómo anda Messi cuando Rijkaard lo hace jugar más atrasado, si Pato, Ayala o Riquelme siguen teniendo cuerda. Del jueves en adelante, reuniones en Tabac o en Rond Point, resisitiendo las presiones de los rusos para armarle el equipo, teniendo largas discusiones sobre si convendrá o no un doble cinco con Mascherano, informándose con algún corresponsal rosarino a ver cómo evoluciona de su lesión el pibe Cristian Villagra. Cuando llegue la hora, decida, que de eso sabe. Después recite la formación, y dé la misma charla técnica que patentó Don Angel:
"Jueguen, muchachos, jueguen".
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