nadie se rió

Del chiste con el que inicié aquella conferencia en mi colegio de San Isidro. Evidentemente me está costando procesar ciertos asuntos de mi infancia y adolescencia.

Bueno, esta conferencia es sobre el futuro pero hablaré un poco del presente y del pasado. Mi formación es de economista, así que lo que diga tendrá ese sesgo profesional.

Empecemos por el presente.

Este es un gobierno que se define por lo que no es. Es un gobierno que busca sobre todo diferenciarse del gobierno anterior. En esa diferenciación tiene rasgos revanchistas y yo diría claramente autoritarios. Además, está echando por tierra muchas de las cosas buenas que se hicieron en la década pasada. Más allá de esa demonización del pasado y de esa diferenciación con el gobierno anterior, creo que este gobierno no tiene una visión clara de para dónde va. En el aspecto económico evidentemente ya estamos pagando los problemas de desinversión, particularmente en el sector energético y en el transporte, que están hipotecando nuestro futuro. Creo que el modelo económico actual se ha basado en no mucho más que la devaluación de la moneda respecto al valor evidentemente artificial que había tenido por mucho tiempo. Esa devaluación es sin duda parte de la explicación de la inflación no diría altísima pero si amenazadora que hemos tenido estos dos últimos años. Eso por el lado del costo de la inflación. Entre los beneficios habría que contar la situación de los exportadores. Nuestro sector agroexportador, en particular, se ha beneficiado de esa devaluación, pero sigue siendo castigada por el gobierno, que prefiere promover a otros sectores y quitarle al sector rural parte de su renta. Esta es una mala estrategia porque somos un país cuyas bienes de inversión (sea para empresas nacionales o extranjeras) son importados. Para importar hay que exportar. Por lo tanto si castigamos al sector exportador a la larga estamos haciendo más difícil la adquisición de bienes de capital para otros sectores también.

Aquí termina mi descripción del presente, pero vale una aclaración: acabo de decir lo que habría dicho en 1956, el año de la fundación del Colegio San Juan el Precursor. Algunas de las cosas que dije (gobierno autoritario, falta de inversión en infraestructura, inflación creciente, castigo al sector exportador) se dicen de la situación actual de la argentina y de sus perspectivas futuras. Pero creo que todas esas características son mucho más aplicables a 1956 que a 2006. Sí era cierto en 1956 que teníamos un gobierno autoritario, un gobierno que había heredado del anterior un serio problema de falta de inversión en infraestructura –eran épocas donde la crisis energética no era una amenaza futura sino algo que se comprobaba día a día por ejemplo en el suministro de electricidad en la ciudad de Buenos Aires–, una gran dificultad con la inflación que nos iba a llevar 40 años superar, y que iba a estar caracterizado por las devaluaciones sin fin que ya habían comenzado con el peronismo, y un sesgo extremo en contra de las actividades exportadoras y a favor de las que producían para el mercado interno.