[para Newsweek versión sustitutiva de importación. Robo de otro post, mientras me voy, me voy, con el sol y cantando]
Ya es algo así como el clásico de la década en América Latina: se disputan elecciones presidenciales entre un candidato amigable al mercado y otro que los comunicadores del continente describen como “de izquierda”, o “populista” o –peor que todo eso– “amigo de Chávez”. Por lo general, el candidato que es menos market-friendly gana esas elecciones. Habitualmente, anuncia que las viejas ideas han sido abandonadas y asegura un trato amable a los inversores y empresas. Ocurrió hace poco en Nicaragua, con el triunfo electoral de los sandinistas; mientras escribo estas líneas parece estar sucediendo de nuevo, en Ecuador, con la victoria en las urnas de Rafael Correa, en cuyo currículum resumido se lee: “economista de izquierda, amigo de Chávez”.
Latinoamérica, particularmente al sur del istmo de Panamá, se ha pintado de un cierto rojo: en casi todos los países gobierna alguien que está a la izquierda del centro político nacional. Los vaivenes que ha tenido el péndulo ideológico en el mundo, y mucho más en nuestro continente, hacen difícil definir con precisión qué quiere decir izquierda, o populismo. Con su habitual tosquedad, los economistas tienen su propia versión: definen al populismo económico como la política de pan para hoy (endeudarse, liquidar las reservas de divisas, dilapidar los beneficios de altos precios de exportación), hambre para mañana: desequilibrios fiscales, crisis de balanza de pagos, devaluación, inflación. Lo hemos visto muchas veces, y los argentinos tantas como pocos.
Por eso no deja de resultar sorpresivo que este continente –el de los fanfarrones con el FMI, el de líderes sindicales otrora denunciadores del ajuste, el de presidentes que retornan luego de haber llevado a su país a la hiperinflación– muestre los mejores indicadores fiscales del mundo. Cuando se toma el resultado primario, por ejemplo, de 58 países de un tamaño igual o mayor al de Bolivia y para los cuales tenemos datos fiables, observamos con sorpresa que las 11 naciones latinoamericanas de esa muestra (que incluye a los niños malos de Venezuela y Bolivia) figuran arriba de la mitad de la tabla. América Latina tomada en su conjunto tiene, por lejos, el mejor promedio de superávit primario si se la compara con otras cinco regiones (ver gráfico).
NOTA: se trata de la mediana de cada conjunto de países, es decir, el nivel de superávit del país que tiene igual cantidad de naciones con más superávit que con menos superávit dentro de esa región.
¿Por qué tiene tan buenos indicadores fiscales América Latina? En primer lugar, hay una pequeña trampa del autor. El superávit primario de los países latinoamericanos se dedica a pagar intereses de la deuda en una proporción mayor que en otras latitudes, de manera que cuando el ránking es con el superávit financiero (es decir, una vez contados esos pagos) la diferencia entre América Latina y las otras regiones no es tan abultada. Pero los latinoamericanos siguen ocupando el primer lugar: +0,4% del PBI, contra -0,1% de Europa Occidental.
La pregunta, pues, subsiste. Una posible respuesta está dada por los factores externos: con precios redituables para las materias primas de nuestro continente, y con mercados financieros favorables, la situación económica en general, y en particular la de los sectores públicos latinoamericanos –muchos de los cuales tienen una parte de sus ingresos atada a los commodities de marras– es mejor que en otros lados y más sólida que en otras épocas. Es posible que allí esté parte de la razón. Sin embargo, también en otros continentes sopla el buen viento originado en Oriente. Además, América Latina conoció una vez un mundo de comercio y finanzas excepcionalmente favorables (los 1970s) y sin embargo la norma de entonces fue el déficit y el endeudamiento.
¿Y si se trata, paradójicamente, de una cuestión de convicciones? Nuestros populistas serán populistas, pero son latinoamericanos. Ellos y los compatriotas que los aconsejan o los critican conocen en carne propia las peores consecuencias de los desequilibrios fiscales. Quizás una parte de este nuevo fundamentalismo fiscal de nuestros presuntos populistas esté en el recuerdo ingrato, que todos guardamos, de épocas mucho menos plácidas.
12 comentarios:
primero...todos putos
rollo en realidad creo que el problema latinoamericano y lo que lo hace no se si populista por que como bush no hay dos
el problema latinoamericano es la calidad del gasto versus otros continentes
otros 2 temas
tapa de la nacion sacan plata a segurisdad para darle a de vido loco por el marketing son solo 10 palos de los nuestros
monsanto nos esta cagando con los estudios de abogados que representan a la argentina para que no presente papeles
osea nos tenemos que cagar en todos no somos ni mas populistas ni mas corruptos pero la verdad hay que reclamar que con los impuestos que pagamos tengamos servicios del estado acorde
rollo tu libro no se consige ya salio realmente?
rolo, felicitacions por la inspiracion. ahora una pregunta:
estas bonanzas fiscales ¿son sustentables en el mediano plazo?
solo una pregunta, por que todo el mundo excepto Europa tiene reservas en dolares y las aumenta? y, lo peor del caso, que va a pasar cuando las gaste o las quiera transformar en activos fisicos? Podra? no seria mejor rescatar deuda? o comprar cosas? o, bah no se
despues delos 70 y petrodolares mediante vinieron los 80 no?
Decir que la victoria de Ortega 2006 es una victoria sandinista es como comparar a ZP con el socialismo de patillas y campera de corderoy.
Sushi
Muy razonable su apreciación. Me hace recordar a la CNN: México esta bárbaro, Chile es maravillo, Colombia no hace mas que el bien, etc... mientras que de los otros no hay sino malas noticias: uruguayos y argentinos pelean por una papelera, turbas bolivianas agitan el país y Chávez, ni hablar !
Es como muy obvio que los buenos son los del ALCA y los TLCs y los populistas perversos los del Mercosur.
te traduzco: son elitistas difrazados pop rollo, muy mal
fede, el libro lo conseguís acá:
http://mnlibros.com.ar/DespLibro.asp?Libro=9872311307
Yo no sé si se aprende de la historia, Rollo. Realmente esta vez así lo espero, como tantas otras. Muchas veces hubo superávits y después se cayó en unos déficit atroces. Aunque el balance primario raras veces fue deficitario, los intereses se lo devoraban. Los que se dedican a estas cosas dicen que lo que falta son estabilizadores automáticos.
Desde 1961 al 2004 (mas de 40 años)Argentina solo en seis años tuvo superavit y solo en tres oportunidades superó el 1%, y pasaron gobiernos variopintos, en esa perspectiva esto es apenas un vientito de cola. En otro plano coincido que hoy hablar de izquierdas o derechas es como hablar de la virginidad.
Marcelo
rollo, posteate algo mas porque estos comentarios no dan para mas...
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