En 1487 se inauguró en Tenochtitlan el nuevo templo en honor a Hitzilopochtl. En el festejo, que duró cuatro días, murió un número sin precedentes de prisioneros, en catorce pirámides. Había largas colas desde cada templo, se extendían hasta donde alcanzaba la vista, en cuatro direcciones. No existe ningún indicio que permita más que una conjetura razonable acerca de este número. Según un conquistador, Andrés de Tapia, había ciento treinta y seis mil cráneos en el edificio donde se colocaban, atravesados por unas varas y formando hileras, los cráneos de los sacrificados. Sin embargo un etnólogo moderno ha señalado que, según cálculos del propio Tapia, fueron cuanto más sesenta mil y probablemnte muchos menos.
Otra de las miles de posibles perlas:
El nuevo documento era más amplio en lo que abarcaba. Empezaba con una breve historia del cristianismo hasta la "donación" de Alejandro Borgia. Pedía a los indios que aceptaran la autoridad de la corona española, en tanto que representación secular del papado. Según Palacios Rubios, un realista, con el docmento "se quedaba satisfecha la conciencia de los cristianos... se reía muchas veces..." pues se daba cuenta de lo macabro que poría ser leer un doumento de esta naturaleza, por ejemplo, en una playa tropical, donde los indios no entenderían ni el idioma ni los conceptos presentados. El obispo Bartolomé de Las Casas dijo que no sabía si reír o llorar cuando se enteró de estas instrucciones. Fernando Eciso describió en una ocasión la lectura del requerimiento a dos jefes del pueblo cenú en lo que ahora es Colombia. Los jefes aceptaron que podría haber un solo Dios, y que podría dominar en la tierra y en el cielo, pero "dirieron que el Papa deviera estar borracho" al regalar a los Reyes Católicos tanto territorio que pertenecía a otros.
2 comentarios:
raro que nadie te levanto el post. lei el libro de Thomas: muy bueno. El tipo es un fenomeno; el mismo que escribio la historia clasica de la Guerra Civil Espaniola. El libro esta muy bien escrito aunque no se si supera el aun mas clasico del admirado por Borges William H. Prescott. Si no lo leiste, muy recomendable. El de Thomas agrega mucha info que no estaba disponible en los tiempos del ciego Prescott..
Por otro lado hay que entender cual era la razón por la que los españoles realizaban estas declaraciones. Son formales, pero esto viene dado por el formalismo del derecho, que se remonta a sus orígenes romanos.
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