viernes, septiembre 07, 2007

Una fiera llamada inflación: ¿domarla o matarla?

(autorecortes de prensa)

La inflación, ese monstruo tan argentino, está otra vez entre nosotros. No sabemos qué tan grande es, pero lo vemos; ignoramos cuánto daño puede hacer, pero lo sentimos; no sabemos si está a punto de un ataque mortal, pero lo olemos. Hace quince años que la Argentina no tenía una inflación sostenida: el salto de 2002 puede ser entendido mejor como un ajuste brusco de precios que como un proceso inflacionario. Hoy la situación es bien diferente: la inflación en el Interior del país, mejor medida que la del GBA, anda en 2007 por el 16% anualizado. La recaudación del IVA crece a tasas del 40%; con el consumo real creciendo como máximo al 10%, quedan 30 puntos para explicar por una combinación de mejor recaudación e inflación. Conclusión: la inflación argentina está seguramente por arriba del 15 y difícilmente sea más alta que 20%.

¿Por qué tenemos inflación?¿Es un nivel para preocuparse? ¿Seguirá aumentando? ¿Qué debería hacer el gobierno para frenarla? Una generación y media de economistas argentinos dedicó buena parte de sus esfuerzos a responder esas preguntas, y de sus trabajos podemos aprender muchas lecciones. Tomemos una sola de esas contribuciones y ya podemos escribir un artículo entero. Por ejemplo: la idea de que la inflación es un monstruo que una vez azuzado es difícil de calmar. Más aún: una vez pasado cierto umbral, la inflación tiene una tendencia a perpetuarse o a acelerarse.

Un primer corolario de esa idea –más vale no despertar al monstruo- ya no es tan útil: la alocada política cambiaria inaugurada por Lavagna (colocar el dólar en un nivel que implicaba precios irrisorios en términos internacionales, incompatibles con la productividad argentina, y que por lo tanto requerían una sustancial inflación una vez superado el momento excepcional de la crisis) acabó por despertar a la inflación. La aceleración fiscal que acompañó a su reaparición no ayudó, pero no fue el factor central: en la comparación internacional, la Argentina es anormal por su inflación y por su política cambiaria, no por su política fiscal.

Pero sí es útil un segundo corolario: cuanto antes se detenga la inflación, más fácil será frenarla. No está claro cuál es el umbral a partir del cual la inflación se acelera a sí misma, pero parecemos estar peligrosamente cerca. Ya todo el mundo negocia salarios pensando en la inflación que habrá; y para estimarla usa como aproximación la del pasado inmediato: en otras palabras, la inflación pasada genera expectativas de inflación, y las expectativas de inflación hacen que los precios (en particular, aquellos que se pactan por un período largo, como los salarios) se ajusten hacia arriba. Cuanto más alta la inflación, más rápido se ajustan los comportamientos para evitar pérdidas reales; pero cuanto más veloces esos ajustes, más alta la inflación. La experiencia argentina sugiere que el umbral a partir del cual la inflación se alimenta a sí misma no está lejos de la inflación actual: un par de veces la Argentina redujo su inflación a partir de 10% o hasta 15% anual. Pero pasados los 20%, siempre se llegó a 50% o más. En otras palabras: es urgente una estabilización si no queremos volver a tasas de inflación realmente complicadas.

Tomemos, por fin, un tercer corolario: si la inflación es explosiva porque alimenta sus propias expectativas, un programa de estabilización difícilmente sea exitoso si no logra transmitir la idea de que la inflación se reducirá rápidamente. Desde luego, es necesario actuar sobre las causas últimas de la inflación: la política monetaria –es decir, cambiaria- y, en menor medida, la fiscal. Pero ese plato debe servirse con el ingrediente de un consenso creíble de que ciertos precios (tarifas y salarios) no se moverán, o se moverán menos. La credibilidad de ese consenso –al que un presidente bien puede llamar, con cierta pompa, Acuerdo Social- requerirá algunos ajustes previos de los precios que se consideren retrasados. Ese primer paso es un trago que puede saber amargo, pero mucho más amargo es el panorama de una larga y penosa inflación.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Rollo,

No me convence tu analisis. La aceleracion de la inflacion (desde un nivel del 20%) que a vos tanto te preocupa require deficits fiscales que se monetizen. Mientras eso no pase, la inflacion va a seguir siendo alta pero estable. Fijate si hay algun caso en la historia en el cual la aceleracion de la inflacion no haya sido precedida por deficit fiscales. No lo vas a encontrar. Esto no significa que comparta la "lavagnomics" pero la verdad es que no puedo racionalizar la aceleracion inflacionaria latente que sugieren tus lineas.

Anónimo dijo...

Yo por lo menos tengo la tarjeta y me salvo.
B.Durante

Anónimo dijo...

Yo esta peli, ya la vi, la viví y me la se de memoria.
La C. Sarli

Anónimo dijo...

Hay librito de Panetteri sobre las devaluaciones que puede ser interesante volver a leer.
La profesora de Música

Anónimo dijo...

Hay librito de Panetteri sobre las devaluaciones que puede ser interesante volver a leer.
La profesora de Música

Anónimo dijo...

Perdón estoy nerviosa con esto de los Pumas que escribo o digo todo dos veces
La profesora de Música
(después del partido sigo.)

Anónimo dijo...

Económicamente, no contablemente, parte de la emisión monetaria financia gasto público: el subsidio que, vía el tipo de cambio a 3 mangos, se les da a los sectores exportadores. Si hacemos bien la cuenta me juego a que, como dice Espert, ya estamos en déficit fiscal.

Anónimo dijo...

Ma que deficit fiscal, acá estamos 17 a 9 y si ganamos viene Cristina.

Anónimo dijo...

En la Nación dicen que por ahora no son cifras definitivas. (No recuerdo si se refieren al Ragbie o al deficit fiscal.)
Martín K

Anónimo dijo...

Rollo,

No se si tengas razon, pero si la tenes, estamos fritos. El gobierno, los industriales, y la mayor parte de los economistas, no ven problemas en el tipo de cambio, al contrario, y piden un ajuste en lo fiscal.

Puede ser, como dice alguien arriba, que eso prevenga que tengas una hyper. Pero, se banca Argentina social y politicamente una inflacion de 20/30% si el crecimiento te baja a cerca de 4, y si tenes mas restricciones energeticas? Como frenas a Moyano, yaski, y cia?

Anónimo dijo...

Un poco de memoria, cuando llegó Lavagna, el dolar estaba colocado casi en 4 mangos, y parecía sin techo, esa es la historia.

Anónimo dijo...

Coincido con el último anónimo. Lavagna dejó el dólar por debajo de lo que lo recibió. En esto creo que culpable no es, a lo sumo cómplice.

Por otro lado ya la inflación a salvado buena parte de la brecha de aquella devalueta, por lo que si los precios internos siguen subiendo...

1) El dólar lo sigue y ahí se pudre todo.
2) Los exportadores comienzan a jugarle en contra a la inflación

Anónimo dijo...

Y porque no le van cambiando las sabanas y las fundas a los colchones, asi cuando venga la corrida, ya esta todo bien paquete para colocar las finanzas de Doña Rosa?

Miguel Olivera dijo...

Bue, una vez más.

El "ajuste" fiscal es simplemente recuperar ahorro fiscal para comprar dólares con impuestos explícitos antes que deuda del banco central o con impuesto inflacionario. That's all folks.

Propongo la regla del 1/3. Compremos 1/3 de los dólares que sobran con ahorro fiscal, 1/3 con deuda del BCRA y 1/3 con demanda de dinero. Y sí así la inflación se va de control, me compró el manual de macro de Llach (porque leerlo, ya lo leí).

Anónimo dijo...

Rollo, paradito en el umbral de la inflación autoacelerada lo vas a encontrar a Moyano, flanqueado por Recalde y Tomada.

Sugiero leer el artículo de Espert en La Nación del 02/09 (que debe ser al que alude el anónimo de las 4:01)

Me pasa como a la C. Sarli, esta película ya la vi, y es de terror.

Ana C. dijo...

Y dale vos con calcular la inflación a partir de la recaudación del IVA. ¿Querés que te mande datos de países donde a la inflación la miden bien y es baja y aún así el diferencial es altísimo?

Anónimo dijo...

Pablo; es cierto que con desarreglo fiscal la inflación está a la vuelta de la esquina, pero lo contrario no es cierto. En forma sencilla: el resultado fiscal no es independiente en particular de la tasa de inflación , y de la situación macro en general.

Comparto la opinion de Rollo

HarryElSucio

Anónimo dijo...

Anita:
En esta lo banco a Rollo.
Si es Ud. tan amable, muéstrenos por qué con el IVA creciendo al 40%, y el consumo real al 10%, la inflación no explica -no le digo los 30 puntos restantes- pero sí al menos unos 20.

Say (No More) dijo...

Acuerdo con el último comentario. Si hay una cosa que no son las teroías económicas es simétricas. Es decir, no es lo mismo tener inflación en un contexto de crecimiento del 9% durante 5 años seguidos, con mejora del salario real, con superávit (si quieren para los que dudan, con equilibrio) fiscal, etc., etc. Estaría bueno que dejemos de usar los manuales para explicar cualquier cosa que se nos pone adelante y que empezemos a ver cuáles son las verdaderas causas de la inflación.

Ana C. dijo...

Anónimo de 9:53, qué amable, quiere decir que en alguna otra me bancó a mí =)

Bueno, el caso es que el IVA es un estabilizador automático y como tal no sólo es procíclico, sino que además tiende a aumentar más que su base en los períodos de auge. En general, la recaudación de impuestos y sus bases no se mueven en paralelo todo el tiempo, aún en países con baja inflación y donde la miden bien, como dije antes. La inflación, aún bien medida y no falseada, debe aumentar más todavía esa diferencia, solamente por las distorsiones que crea. Así, no se puede concluir directamente que si la recaudación de IVA en términos nominales aumenta más que el Consumo en términos nominales, la diferencia es la inflación. La explicación puede ser cualquier otra cosa, como la composición de las canastas, los cambios en los precios relativos o lo que sea.

Que la inflación se está manipulando es un hecho, pero usar la recaudación del IVA como proxy no se tiene en pie.