la torcuatoditelliana (un partido de centroizquierda liderado por K, otro de centroderecha, ahora liderado por el patriocontratista) y la porlomenostri-partita (peronismo por un lado, oposiciones no peronistas a la derecha y a la izquierda, por otro). La Ciencia Maldita cree fervientemente en la supervivencia del peronismo, es decir en la segunda de esas dos visiones.
Algo en el archivo de La Ciencia Maldita explicando por qué:
De las doce décadas y media transcurridas desde la federalización de Buenos Aires en 1880, la Argentina vivió aproximadamente siete decenios de funcionamiento constitucional pleno y continuo: cinco entre 1880 y 1930 y poco más de dos a patir de 1983. Con alguna excepción, la norma durante esos períodos fue el dominio político de un catch all party: un partido convenientemente ubicado en el centro ideológico –de acuerdo a las coordenadas de cada época– pero con un contenido suficientemente vaporoso como para poder albergar bajo su techo a cualquier factor real o potencial de poder. El Partido Autonomista Nacional (PAN) entre el 80 y 1916, la Unión Cívica Radical desde entonces hasta 1930 y el Partido Justicialista entre 1989 y la actualidad fueron en cada momento lo que la ciencia política llama partidos dominantes.
No es puramente por casualidad que la Argentina con Constitución se haya caracerizado por una alternancia infrecuente de partidos en el gobierno, sino –al menos en parte– una consecuencia de esa combinación tan nuestra de federalismo electoral con presidencialismo real. Aun con las variaciones que ha tenido el sistema electoral, siempre ha sido cierto, con la Constitución vigente, que los gobiernos provinicales han tenido poder para influir decisivamente en los comicios legislativos y presidenciales. Pero, a su vez, siempre ha contado el presidente con armas suficientes como para operar sobre esos gobiernos: con elecciones amañadas antes de 1916, con intervenciones federales entonces y durante los gobiernos radicales; con recursos económicos siempre, desde los bancos provinciales en épocas de Juárez Celman hasta la coparticipación y su laberinto en la actualidad.
En ese contexto favorable al dominio de la política por el gobierno, las principales amenazas para el partido dominante son dos: el cisma interno y la crisis económica. El desafío de Juárez a Roca y la crisis económica de 1890 pudieron haber acabado con el PAN. Las discordias conservadoras en 1916 ayudaron al fin del régimen. La depresión del 30 seguramente habría barrido con Yrigoyen aun si no hubiese sido víctima del golpe ni de la muerte. La combinación de recesión y desafío interno fueron decisivas para que el Justicialismo perdiera el gobierno en 1999.
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