En el país de la más venerable tradición constitucional te suspenden por un mes como alcalde si decís que un periodista parece un guardia de campo de concentración y no le pedís disculpas. Aquí te rajan si tenés una política de seguridad que hace posible que funcione una discoteca que no cumple con las normas vigentes, condición necesaria pero no suficiente para que mueran 194 personas. Independientemente de la bajeza de los intereses en pugna, no me parece groseramente desproporcionado.
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