Ratzinger quedaría en la historia como un reformista si aceptara, como parece, el uso de preservativos ("más comunmente llamados..." -dijo el viejo y ultramontano cura de nuestro colegio una fría mañana de invierno, ante el asombro de doscientos púberes que lo escuchaban diariamente y que no podían creer lo que parecía que se venía- "...profilácticos").
Los forros serán permitidos, aparentemente, sólo en "circunstancias especiales", pero cualquiera que conozca los modos de la Iglesia sabe que si te abren una grieta es porque te están invitando a derribar el muro.
Si tenés mucho tiempo, acá te encontrás con un artículo eterno sobre la resurrección del pensamiento anti-anticonceptivos, recomendado por la siempre recomendable Zurda del Diego.
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