Como dijo aquel hombre a quien en medio de una discusión le arrojaron un vaso de agua en la cara: "Eso, señor, es una disgresión. Espero ahora su argumento".
Mi estima por Frenkel no es tanta como para iniciar una exégesis sobre su artículo a ver si dijo o no dijo que gran parte del trabajo de corrección fiscal de largo plazo ocurrió en los 90. Más vale, let his numbers speak for themselves. Te pego el cuadrito de este paper más profundo de Frenkel et al. sobre la cuestión fiscal en los noventa (es conocido que Olivera opina que los números no son tan importantes en la economía, pero es todo lo que podemos hacer por él):
La mejora es irrebatible. De hecho, en ese paper Frenkel está argumentando que el problema fiscal no tuvo un papel importante como causa de la crisis, y en parte eso ocurrió porque no era en sí mismo un problema tan importante (sino, más bien, un side-effect de las crisis externas en un contexto de convertibilidad).
Y como nota a pie: decir que las retenciones actuales "explican" el superávit, qué sé yo, el dinero es fungible. Me parece quedarse en la pequeña cosa. Lo crucial fueron la devaluación y el default. El cambio de precios relativos redujo el gasto real (que sigue bastante a los salarios reales) y también dio lugar, como consecuencia obvia, a que al gobierno le conviniera correrse hacia la imposición a los bienes transables.
Bottom line: con el tipo de cambio adecuado, creo que en los 90 la situación fiscal habría sido otra.
Por último, Miguel: los 1880s tampoco fueron un paraíso si te ponés a mirar. Y si no preguntale a tu tocayo don Miguel Juárez Celman. La caída en desgracia de Menem no es nada comparada con la de Juárez. Menem, mal que mal, salió primero en la primera vuelta de una elección presidencial cuatro años después del final de su presidencia. Juárez Celman desapareció del mapa, y quedó en la memoria como el burrito cordobés.
(Lo lamento pero el ánimo peleador no me sale bien con Olivera, porque me cae ídem).
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