viernes, junio 30, 2006

dame la mano y vení / que te enseño a perder

dice Andrés.

De acuerdo: fue ridículo no poner a quien va a ser el mejor jugador del mundo. Pero por lo menos lo trajo a Alemania, no como Menotti. Fue apresurado repetir el error del 2002 sacando al jugador emblema; si no estaba teniendo un gran segundo tiempo era menos por administrar mal la pelota que porque la Argentina no la conseguía. Y fue una pena que después del gol de Ayala claudicáramos a la idea del primer tiempo de luchar la pelota cerca de la línea media, y más allá también.

Pero cuidado: son, en el gran esquema de la historia, detalles. Es el mejor mundial de los últimos cuatro. Es el cuarto mejor mundial de Argentina (no cuento a Uruguay 1930), y posiblemente el tercero (lo del 90 fue un papelón). Jugamos al fútbol. Salimos con tres defensores frente al local. Le movimos la pelota a los alemanes en el estadio donde Jesse Owens humilló a Adolfo Hitler. Jugamos levemente mejor que la selección local, que ha disputado 6 de las últimas 10 finales de la Copa del Mundo, y posiblemente juegue 7 de las últimas 11. Tuvimos mala suerte en una lesión que nos impidió un cambio y nos dejó sin un arquero especialista en atajar penales. Nos volvemos invictos. Fuimos de lejos el equipo más alegre del mundial, quizás junto a Costa de Marfil. Tenemos la mejor delantera del 2010, y posiblemente la mejor de la historia después de Brasil 1970: Messi (22), Tévez (26) y Agüero (22) turnándose entre ser enganches y ser delanteros.

¿Por qué, por qué, te pusiste así?
La próxima vez te digo que sí.

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