Perla negra. Las confederaciones continentales no tradicionales (CONCACAF, Africa, Asia, Oceanía). Esas confederaciones metieron 14 selecciones en el Mundial, los europeos otros 14 y los sudamericanos son 4. De los 23 partidos jugados hasta hoy, hubo
9 entre seleccionados de una confederación tradicional (Sudamérica, Europa) y un seleccionado de una confederación no tradicional. Hubo 8 triunfos de los tradicionales* y 1 empate, el de Trinidad con Suecia;
5 entre europeos y sudamericanos, con tres triunfos sudamericanos (Brasil-Croacia, Argentina-Serbia y Ecuador-Polonia) y dos europeos (las derrotas de Paraguay);
4 entre selecciones europeas (el empate entre Francia y Suiza y tres triunfos de los países del buen lado del arroyo del medio: Alemania-Polonia, Holanda-Serbia, España-Ucrania);
5 entre no tradicionales, con panorama mixto: un triunfo de Oceanía sobre Asia (Australia-Japón), entre Asia y África un triunfo asiático (Corea-Togo) y un empate (Arabia-Túnez), un triunfo de Concacaf sobre Asia (México-Irán), y un empate entre Concacaf y África (México-Angola).
* Costa Rica-Alemania, Costa Rica-Ecuador, Inglaterra-Trinidad, Argentina-CIV, Holanda-CIV, Portugal-Angola, Italia-Ghana, R.Checa-USA.
Perla blanca. La manera en que cada gol argentino refleja la esencia futbolística de cada uno de sus actores: el oportunismo de Crespo, la dinámica de Maxi, la diagonalidad de Saviola, el culo de Cambiasso (le quiso pegar cruzado, la pifió y le salió arriba), la clase (caño) y el huevo (trabada) de Tévez, la velocidad mental de Messi (particularmente, en el de Crespo).
¿Y Riquelme? ¿Nada? Nada. Y, al mismo tiempo, todo: mejoró la jugada en 5 de los 6 goles argentinos. Prestá atención a las repeticiones, desde el principio.
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