martes, julio 18, 2006

digerite esta hamburguesa

Me gustó mucho la onda del "Thought Piece" sobre inflación que escribieron Alberto Ades y Marcos Buscaglia. La Ciencia Maldita comete la infidencia de colgarlo en la web.

Digo que me gustó la onda y el approach, no sé si tanto el contenido y las conclusiones. La pregunta es interesante: si el gobierno está "reprimiendo" los precios, ¿cuál es la verdadera inflación en la Argentina? Así planteada, la pregunta ya da para bastantes subpreguntas. ¿Qué quiere decir la "verdadera" inflación?

En la definición de los autores, la verdadera medida de las "presiones inflacionarias" es contrafáctica: se trata de la inflación que existiría sin acuerdos de precios, con tarifas desreguladas -aunque no está claro lo que eso quiere decir- y sin "controles a las exportaciones" (no queda claro si esto incluye, además de las regulaciones como las que se establecieron ens carne y lácteos, a las retenciones). Aquí tengo una primera duda. Como principio general, los autores tratan de incluir a aquellas medidas que no podrán sostenerse en el tiempo dadas las condiciones generales de demanda agregada, incluyendo las políticas fiscales y monetarias. Mientras que esto es cierto para los acuerdos de precios y para las tarifas, que se van atrasando respecto a otros precios, no están claro que la situación sea la misma en lo que respecta a las retenciones.

¿Cómo miden Ades y Buscaglia las verdaderas presiones inflacionarias? De dos maneras. Una es fijarse en el Big Mac. Es un tricky business. Ellos comprueban que la apreciación cambiaria real medida por el Big Mac ha sido mayor que la apreciación cambiaria real medida por el IPC. Conclusión (para mí, un non sequitur): los acuerdos y regulaciones, que alcanzan al nivel general de precios, pero no al Big Mac, explican la diferencia de inflación entre el Big Mac y el nivel de precios.

Mis dudas vienen por este lado: como ellos mismos explican, el Big Mac sigue mucho a los salarios. Pero no siguen el corolario hasta el fondo: el Big Mac es más no transable y sigue más a los salarios que el IPC. Por lo tanto, es natural que en un momento de cambio en los precios relativos (a favor de los salarios y de los bienes no comerciables, y en contra de los transables) el Big Mac aumente más que los precios. No sé cuánto de la brecha se debe a los acuerdos y cuánto al cambio natural de los precios relativos.

El segundo camino que toman me parece más adecuado. Allí estiman un modelo (como el que en su momento pegó La Ciencia Maldita) en el que el nivel general de precios sigue al dólar y a los salarios. Para el período anterior a los acuerdos de precios, el modelo da fenómeno. Para el período post-acuerdos de precios, el nivel general de precios que resultaría de aplicar el modelo es superior al efectivamente observado. En otras palabras: los precios han subido menos que lo que deberían haber subido considerando la evolución de los salarios y el dólar. Esa brecha es interpetada por los autores como la inflación reprimida. Aparentemente -y aquí me pierdo un poco- el análisis econométrico es sectorial, lo que les permite identificar sectores en los que la inflación reprimida es mayor. En transporte, por ejemplo, los precios deberían ser un 85% más altos que lo que son. (Los carteles en la cola de los colectivos lo atestiguan, ¿no?). En combinación, todas estas represiones implican que una liberalización total de precios en este mes involucraría un salto de 17% en el nivel general de precios.

Bueno, este post ya es como la mitad del trabajito, mejor leelo.

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