miércoles, febrero 13, 2008

calculando la lucha de clases

(Pensé que me había zarpado con el pedido de 35%, pero veo que no tanto).

El verano, la interna entre Hillary y Obama, la posibilidad de una recesión en los Estados Unidos y la sorpresa de Roberto Lavagna han eclipsado por unas semanas el principal tema que debe enfrentar la Argentina en el año 2008, que sigue siendo su tasa de inflación. Acaso nos mantuvo distraídos, también, no saber del todo cuál es el verdadero ritmo de aumento de los precios. Sabemos cuánto no ha sido: el 8,5% que ha calculado el INDEC entre los diciembres de 2006 y 2007.

Si se utilizan, en cambio, los datos de las tres provincias (Neuquén, Chubut, La Pampa) que siguen calculando su inflación local con una metodología más tradicional –llamémosla así– que la del organismo nacional de estadísticas, los precios subieron un 27,4% en los doce meses hasta diciembre de 2007. Otro dato que se sigue con atención es la evolución de la recaudación del IVA, que acompaña al aumento de la facturación de bienes de consumo. En el último trimestre noviembre-enero esa recolección fue un 30% mayor que el año anterior; si se descuenta un 8% explicado por mejoras en las cantidades y algo más por una mejor fiscalización, ese número sugiere una inflación del orden del 20%. Entre ambas estimaciones puede calcularse que la inflación de 2007 anduvo a mitad de camino entre el 20 y el 25 por ciento. La cifra coincide aproximadamente con el rango que estimó hace unos días la Comisión Técnica de ATE-INDEC.


Nota: En cada caso se trata de la inflación respecto a doce meses atrás. La estimación a partir de la recaudación de IVA se realizó tomando promedios trimestrales de recaudación y suponiendo que 10% del incremento anual no se debe a la inflación.

Un cálculo sobre la inflación del año pasado no podría tener interés periodístico si no tuviera algo que ver con el presente y el futuro cercano. En efecto, el ritmo de aumento de precios del 2007 ha construido el contexto de lo que ocurrirá este año. Desechada la idea del Pacto Social, tan anunciada en la campaña electoral, los aumentos salariales para ramas significativas de la economía surgirán de paritarias que tendrán lugar entre febrero y abril. La inflación entra en ese cómputo por dos motivos, que se parecen un poco pero no son exactamente lo mismo. Por un lado, deben recomponerse los salarios si la inflación pasada carcomió el poder de compra en una medida mayor a la esperada; además, la inflación del pasado actúa como una estimación posible para la inflación futura, que también afectará el monto negociado.

No es fácil comprender que se trata de dos motivos distintos sin recurrir a un pequeño ejercicio. Coloquémonos por un momento en marzo de 2007, imaginando a un trabajador que ganara, antes de renegociar su salario para el siguiente año, 100 pesos (la cifra exigua es sólo para simplificar el cálculo). Supongamos que en aquel momento se esperaba una inflación de 12% para el año –el ritmo aproximado al que venían moviéndose los precios entonces– e imaginemos que el empleador y el empleado acordaban un valor con el que pretendían colocar al trabajador, en marzo de 2008, con un salario real 5% más alto que en marzo de 2006. En ese caso, debieron convenir un aumento salarial de 17%: los 12% esperados de inflación más 5% de aumento real. Ahora bien, como señala el cuadro a continuación, la inflación en el período no resultó ser 12% sino, digamos, 22%. Si damos al poder de compra en marzo de 2007 un valor de100, para el mismo mes de 2008 se habrá reducido a 95: 17% de aumento menos 22% de inflación dan una pérdida real de 5%.

NOTA: Para simplificar, las cifras equiparan variaciones en puntos con variaciones porcentuales, lo cual no es exacto pero suficientemente aproximado (ej: un aumento de 95 a 110 no es un aumento de 15% sino de 15,7%).

Ahora sí llega marzo de 2008, la hora de la nueva “puja distributiva” entre obreros y patrones. El criterio natural surgiría de tres operaciones: (1) colocar el salario real en el lugar que se había previsto para la fecha: eso implicará de partida 10 puntos de aumento – exactamente la medida en la que se subestimó la inflación. A ese número habrá que sumar (2) adicionar la inflación esperada para los siguientes doce meses; y (3) sumar el aumento de poder de compra que pueda acordarse entre las partes para 2008. Considerando que la inflación viene a un ritmo de 20, y que con una economía que crece al 8% real los trabajadores deberían poder reclamar un 5% de incremento en su poder de compra, tendríamos una cifra de alrededor de 35%.

Es un número que asusta porque difícilmente es compatible con un crecimiento en el contexto de una inflación baja o, al menos, menguante. Pasemos a los reparos respecto a esa cifra: en primer lugar, en muchos casos los salarios fueron ajustados en algún momento a mitad de camino en vista del aumento inesperado de la inflación, de modo que en parte ya está incorporado en los salarios actuales. En segundo lugar, no es obvio que se espere para 2008 una inflación de 20%: si es así, habrá que preguntarse si la manipulación de los índices no tuvo finalmente el efecto buscado de instalar la idea de una inflación más baja que la real. Por último, se dirá que aumentos de tal magnitud no pueden ser pagados por las empresas.

En este último factor está todo el problema: los sindicatos que vienen con salarios fijos desde hace doce meses serían tan sensatos en solicitar aumentos de 35% como los empresarios en rechazar esos incrementos. Y no hay contexto más seguro para el conflicto que cuando se oponen dos motivos muy justos y muy sensatos. Allí reside buena parte de la desgracia de la alta inflación: en un juego donde todo se mueve rápido y al mismo tiempo es más probable que se abran entre los actores diferencias muy amplias, más difíciles de reconciliar. Tener que optar entre más inflación y más conflicto social no será, para el gobierno ni para la sociedad, una tarea grata.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Rollo, mira el vote counting de nyt: http://politics.nytimes.com/election-guide/2008/results/delegates/index.html
lo mas groso de esta eleccion es que -si todo sigue parejo- la gente se va a dar cuenta que los boriquas votan!. Seria muy bueno que Puerto Rico sea pivotal en la eleccion? [ira Hillary a hacer campaña a la isla?]

MT

lucas dijo...

el nytimes está groseramente con hillary. antes de la elección de ayer ya se cubrían diciendo "hillary apuesta a ohio". no discriminan el delegate count los pledged y los unpledged. conviene mejor leer intrade.com, la última vez que chequeé estaba 75 a 25.

Anónimo dijo...

35 % ?
Complicado panorama con un tipo de cambio que se pretende fijo y un riesgo pais (bien medido) de 690 bps/

Eco Veo dijo...

encima nuestro amigo lousteau parece que estuviera mirando para otro lado, no?

Matias dijo...

No estoy de acuerdo con el comentario sobre Lousteau. Es verdad que tiene 0 poder y que el mismo prefirio esto con tal de ser ministro. Sin embargo, veo que, en el poco espacio que tiene, esta llevando la agenda en temas que interesan: inversiones (presentacion de ley en el congreso), competitividad (reuniones con sectores con ventajas comparativas) y club de paris (a ver si arreglamos este tema de una vez!). Ojala que de a poco vaya ganando espacio y exponiendo concretamente sus ideas.

Anónimo dijo...

Larryqueva:
qué buen amigo sos de Lousteau

Anónimo dijo...

Bueno, L esta contento con su nuevo amigo. Yo le veo un futuro de pugilista o se va al carajo.