jueves, marzo 06, 2008

las contrarrevoluciones son tan fanáticas como las revoluciones

China pronto será uno de los países más desiguales del mundo. Ahí sí que hay verdaderos capitalistas. Así parece desprenderse de un artículo del Corriere della Sera, acá en italiano pero que amablemente me envían traducido.

Capitalistas Rojos en China

Pekín: Los capitalistas rojos alzan la voz. Y lo hacen aprovechando la ocasión que les ofrece la apertura del año legislativo. A los empresarios del sur de China y de Hong Kong no les gustan las nuevas normas laborales y las quieren cambiar para lograr una mayor flexibilidad en el manejo de sus empleados. Para manifestar su posición escogen dos caminos. El primero de ellos es reivindicar la abolición del contrato de trabajo por tiempo indeterminado. Es como si afirmaran: bienvenida la precariedad. Tal es la posición adoptada en algunas entrevistas por Zhang Yin, 55 años fundadora de un imperio económico basado en el reciclaje del cartón, la mujer más rica de China, con un patrimonio de cerca de 4000 millones de dólares. “El contrato por tiempo indeterminado es un obstáculo para las empresas y los mismos trabajadores. Es hora de terminar con él para encontrar formas más evolucionadas y liberales de contrato” ha declarado recientemente, desencadenando una ola de reacciones en Internet. Algunos ejemplos: “estos capitalistas quieren transformar a los trabajadores en bestias de carga”, “los chinos ricos hablan siempre de Estados Unidos sin citar al mismo tiempo los derechos de la clase trabajadora”.“¿Quieren una mano de obra más flexible? Entonces legalicen también las huelgas, los derechos. La cuestión clave en todo esto es la asistencia social: ¿quién garantiza los derechos sociales para atender a los desocupados?”.

El segundo camino para expresar la posición de los empresarios es ejercer presión en los pasillos del parlamento chino. Esta es la estrategia adoptada por varios industriales de Hong Kong, empeñados en convencer al régimen de la necesidad de “modificar una normativa que corre el riesgo de conducir a que las inversiones se deslocalicen hacia Vietnam o Birmania”: una amenaza sin reservas. El problema para estos empresarios es que la legislación que cuestionan está en vigor. Se trata de un régimen que a lo largo del año pasado ha ofrecido mayores tutelas y defensas salariales a los trabajadores. No obstante ello este grupo de empresarios no ha renunciado a dar batalla: a través de los delegados enviados a Pekín para la cesión anual de la Conferencia Consultiva los industriales del sur esperan obtener la promesa de alguna modificación. Será difícil en el corto plazo, no es improbable en el futuro.

De este modo, una cita ritual como la de la asamblea legislativa, habitualmente destinada a ratificar las deliberaciones ya adoptadas por la conducción del Partido Comunista, se está transformando en el ámbito de una discusión que enfrenta a los desreguladores neoliberales y a los cautos sostenedores de un reformismo gradual. Quien ha venido a agitar las aguas ha sido Zhang Yin, una señora que cuando tenía 22 años apostó al reciclaje de cartones y paso a paso se ha encontrado entre las manos con una mina de oro. La tímida pequeña empresaria ha aprendido a hablar sin pudor. En los días previos a la reunión del parlamento –ella es delegada a la Conferencia Consultiva- ha disparado sus cartuchos. No sólo ha colocado en su mira los contratos a tiempo indeterminado, sino que también ha lanzado un verdadero programa político en una entrevista al South Metropolitan Daily, el diario de Guangdong: “un país sin desigualdades de riqueza no puede ser un país potente. Lo importante es que cada cual se enriquezca a partir de su propia capacidad y no a través de procedimientos deshonestos”. Y luego insiste: “es justo que existan ricos y pobres. Ojo con volver a la economía planificada. La Corea del Norte es igualitaria pero allí la gente tiene muchos problemas para comer”. Una última provocación: “¿Es que queremos regresar a los viejos tiempos?” Ella no piensa hacerlo; tenía ocho hermanos, el padre fue un militar “contrarrevolucionario” para los guardias rojos de la Revolución Cultural. Zhang Yin se ha convertido en una de las voces de protesta del capitalismo rojo en el parlamento. Un desafío inédito en China.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Viene dal Corriere o del Partito Democratico..?
Soltanto per chiarire..

Anónimo dijo...

PS. Por lo demas la frase del fanatismo del converso, sino me equivoco, viene del primer Concilio, el de Jerusalem. (hechos de los apostoles).
Viejo tema..

Anónimo dijo...

¿Cómo es eso de más desigual?
¿Hay países que son más iguales que otros?
¿Uruguay es más igual que Argentina?
¿Chile es más desigual que Brasil?
¿Flórida es mas desigual que NY?
¿Cuba es más igual que Costa del Marfil?
Si entiendo que Boca 3 Atlas 0
1 Palermo 2 Palacios

Anónimo dijo...

Igual que no es lo mismo que igualitario, papá. Es, decir, no son cosas iguales. Bien igual.

Andrés el Viejo dijo...

Los comunistas italianos (hoy re-reconvertidos como Partito Democratico) siempre estuvieron muy de punta con los chinos. Si mal no recuerdo, cuando empezaron a manifestarse las diferencias entre el PCCh y el PCUS, los soviéticos criticaban a los albaneses y los chinos a los italianos, para evitar atacarse directamente entre ellos.

Anónimo dijo...

Creo que están mal desde la época que Marco Polo les tiró el fideo