Juro que no fue a propósito, pero si me desperté a las 2.39AM debe ser que algo en mí no soportaba no ver Nalbandian-Nadal. Empezó tres y algo. Qué lindo, qué lindo. No es que David jugara tan bien. Sí, algunas de esas muñecas y la pelota bien cruzadita y a Nadal le picaba dos veces antes de llegar. Pero sobre todo: lo hacía jugar mal a Nadal. Se le tiraba al medio, a veces muy despacito. Lo distraía un poco así y de repente pumba, a las líneas de los costados y desequilibraba el punto. Y Rafa empezaba a manifestar su trastorno obsesivo compulsivo. Cuando sacó 3-5 en el segundo set, el game de los cuatro match points, Rafa buscaba con la raqueta piedritas en la cancha y las sacaba. Estaba sacado. Eran como las 4.30 aquí, si ganaba David ahí me iba a dormir y la vida seguía más o menos su curso normal.
Pero no, Rafa te arruina. Nos acabamos de despertar. 10 y media. Con sueño. Es que entre 4.30 y 6 tuve una pesadilla. Soñé que David dejaba pasar cinco match points, llegaba al tiebreak del segundo y lo perdía. Y después lo apabullaban seis a cero.
3 comentarios:
Nos acabamos de despertar? quienes? o usas el yo mayeutico?
Me quedé viendo si arrancaba el match hasta altas horas (1.50 mas o menos)y nada...
El gringo es así, cuando está bien juega estos partidos contra los mejores en donde el tipo se las rebusca para encontrar el juego que más le complica al otro. Además de juega esos ángulos fantásticos.
Pero por más que juegues bien contra estos Rafa o Roger, el tema está en aprovechar las chances. Recuerdo que en la histórica final que le gana al gran rogelio en Shanghai, el gringo quebró en casi todos los games donde dispuso de alguna chance (salvo en uno de los primeros games)
Una lástima...
El talento de Nalbandián es directamente proporcional al frescor de su pechera.
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