sábado, septiembre 17, 2005

un enorme paso para un hombre

un irrelevante paso para la humanidad.

Gracias a Sr Bermejo & co. inclusive podría llegar a ser que algún día termine mi doctorado. Les cuento:

La idea de mi tesis es que estos provincianos vienen tironeando del presupuesto, de la maquinita de emisión, de los programas de fomento regional, etc. hace rato, ayudados por nuestro sistema de sobre-representación de las provincias pequeñas, pobres y despobladas (sobre-representación en términos per capita, nada que ver con lo de Tierra del Indio y todo eso).Ojo, me cae bien esto de los pobres asaltando y arruinando la fiesta de los ricos, onda lo que acá llaman 'The Last Supper' en Viridiana.

Yo me preguntaba: ¿por qué, con el fanatismo que había por las estadísticas, con la prosperidad que hubo en la década de 1880, con la obligación constitucional de hacer un censo cada década, tardamos 25 años en hacer un censo después del de 1869 (el siguiente es de 1895)? ¿No será que los diputados del interior temían perder representación con números nuevos de población? Me contesta Señor Bermejo en 1893:

Sr Bermejo. El año 62 se dictó una ley ordenando la realización del censo, que se verificó el año 69 [...] Son conocidos los detalles de aquella importante operación, realizada en los días 15, 16 y 17 de setiembre de 1869. Ocupáronse en ella alrededor de 3883 empleados [sic]. Entre tanto, los gastos de esta operación fueron insignificantes con relación á sus resultados. Se gastó ménos de 190.000 pesos fuertes, á razón de 10 centavos por habitante.

Ahora bien, señor presidente, dada la importancia de este trabajo, dado el éxito con que se realizó, en una época en que debía encontrar mayores dificultades que en la actual, ¿por qué ha transcurrido un cuarto de siglo sin haberse cumplido lo que la constitución manda, lo que la cultura social exije?

No he oído sino una objeción, y es referente a la representación.

Claro, como Buenos Aires y Capital –y quizás Santa Fe- ganaban peso en población, los provincianos querían evitar el censo, para que no les sacaran diputados. Es más, miren lo que dice Lucas Ayarragaray:

Sr Ayarragaray. Pero yo temo que los ciudadanos de la capital, que tienen una doble capacidad política, que pueden ser y que son diputados por el distrito de la capital y que al mismo tiempo representan al distrito de la provincia de Buenos Aires, temo, digo, que estas dos circunscripciones electorales, refundidas como están en una sola por la fuerza de los hechos, produgeran en definitiva una subversión fundamental en nuestro orden constitucional. Por estas ligeras razones, someramente expuestas, es que voy a dar mi voto en contra del proyecto de ley de censo, que el señor diputado sólo ha estudiado bajo una faz: la técnica [Más tarde agrega:] ¡Y Jujuy quedaría con un diputado!

Sr Barroetaveña [radical, porteño] ¡Es natural! Jujuy, provincia con pequeña población, no puede pretender igual representación en la cámara de diputados, que otras muy pobladas.

Señor Almada intentaba convencer a los provincianos, contrabandeando números de población que favorecían la idea de que Capital y Buenos Aires no iban a aumentar su representación:


Sr Almada
. Es sabido que la población de la república, en estos momentos, deducida de los censos parciales que se han practicado, y por observaciones de otro orden, no baja de cinco millones de habitantes [censo 1895: 3.851.000]. Si descomponemos esa suma tomando para la capital federal 600.000 [censo: 660 mil], para la provincia de Buenos Aires 900.000 [censo: 921 mil], y 3.500.000 para las demás provincias [censo: 2.260.000], la proporcionalidad sería exactamente la misma. De donde resulta que los que quieren hacer cuestión política, lo único que consiguen es divagar y no pueden hacer cuestión, porque la cuestión no existe.

Existía. Existe.

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