jueves, octubre 06, 2005

los fantasmas de alfonso

Alfonso Prat Gay, ¿populista cambiario?


Gran éxito editorial la nota de Alfonso Prat Gay en La Nación. La casilla de La Ciencia Maldita explotó de mails escritos por gente como uno: antikirchneristas que a la hora de explicarte el motivo de su oposición tardan el mismo sospechoso par de segundos que delata a la mujer de Peretti en la mejor escena del cine argentino de la década so far. Y después lo recordamos y lo decimos de un tirón: Kirchner es antirrepublicano y corrupto -- un Menem mejorado por su política de derechos humanos y empeorado por sus miras provincianas, casi diría cantonales, y malvinescas.

Hablemos, Alfonso. Sos joven, buen mozo, rico, brillante. Encima titulás tu nota "Canción de otoño en primavera" y hablás del canto de las sirenas, o sea que sos un toque romántico -- en fin, si yo fuera una chica comme il faut me gustarías un poco.

Pero igual vamos a ir al argumento.

Que este dólar lleva a la inflación, estamos de acuerdo. Que no nos gusta la inflación, porque se puede convertir en inercial y puede ser difícil volver de ella, también. Por eso La Ciencia Maldita es abiertamente revaluacionista.

Pero parangonar la experiencia actual a la convertibilidad, no, hasta ahí no te sigo. Para llegar a esa equiparación usás esta frase medio tramposa:

Para muchos, la principal razón detrás de esta situación económica casi inédita es la fijación de la tasa de cambio del dólar en torno de los 3 pesos. Es que las promesas de bienestar que suelen acompañar a los regímenes de tipo de cambio fijo son tan irresistibles... etc etc

La palabra clave acá es "fijación". Al usarla -te imagino unos tres minutos frente a tu laptop hasta que diste con el artilugio- sutilmente transformás el argumento de esos muchos a los que te referís. La mayoría de esos muchos cree que el mérito es que el tipo de cambio sea alto, no necesariamente que esté fijo. No es exactamente lo mismo. El parangón con la convertibilidad no funciona, por dos motivos.

Primero: el carácter provisorio de la fijación. OK, ahora está a tres, pero puede subir o bajar sin que sea una tragedia ni mucho menos. Vos un poco lo bajaste, porque creías que 3 pesos era un disparate. Si nuestro riesgo vuelve a un nivel lógico -yo no creo que este riesgo de trescientos y pico dure mil años- por ahí hay que devaluar un poco. O quizás ahora hay que revaluar. Vos podés escribir un artículo en un diario diciendo que revalúen, y La Ciencia Maldita pedir "Revaluación Ya! Aunque se enoje mi hermano el industrial" como si gritara revolución, y no pasa nada. No movemos el amperímetro, Alfonso. La posibilidad de un movimiento está latente y puede debatirse sin que a nadie se le mueva un pelo. Imaginate esos mismos debates en el 94. Imposible.

Segundo: el nivel. Como bien explicás, "la moneda artificialmente apreciada se paga con... la pérdida de miles de empleos", y "la moneda artificialmente depreciada se paga con inflación". No sé qué dirá este ridículo soplón de Infobae sobre sus consecuencias en el "índice de felicidad", pero 12 o 15 de inflación me parece bastante menos grave que 12 o 15 de desempleo, si querés. Y acá es cuando te sumás al populismo cambiario (que es muy copado, porque refiere a Perón, Juan B Justo, no sé, figuras que a los chicos bien nos gusta elogiar, para que las chicas bien nos miren distinto). Pero lo hacés equivocadamente. Decís:

La moneda artificialmente depreciada se paga con mayor inflación y, consecuentemente, con la caída del poder adquisitivo de los que menos tienen. Cuando el tipo de cambio es el ancla y altar de la política económica, la variable de ajuste es, entonces, el bienestar de los sectores más desprotegidos.

No ha lugar! Cuando decís que la política monetaria finalmente no puede cambiar los precios relativos, estás diciendo por ejemplo que la relación entre los salarios y el dólar en última instancia no varía por tener tal o cual política monetaria. La inflación, decís, es lo que pasa cuando insistís en mantener fijo un precio (el tipo de cambio) y hay otro que se tiene que recuperar frente a él. El precio relativo artificialmente bajo se corrige con inflación. Supongo que podemos convenir que el precio relativo que vos y Gol Dem Boi mantuvieron artificialmente bajo con el dólar de 3 pesos es el salario, ¿no? Entonces la inflación es su corrección.

Es decir: la inflación es una manifestación de la recuperación salarial. En ese contexto, decir que la inflación perjudica al asalariado es en el mejor de los casos una violencia a las palabras y, en el peor, una trampa. Sí, es cierto que con cada 1,2% mensual de inflación mi salario real disminuye. Pero si ese 1,2% es la manifestación de que -ponele- cada 12 meses me aumentan el salario 20% o más, y al otro mes le aumentan 40% a Moyano, y otro día a los porteros, entonces es tramposo decir que *esta* inflación perjudica a los asalariados.

Decíamos una vez que LCM sigue muy de cerca la evolución de algunos rubros de los índices de precios. El que más nos gusta es "costo de la construcción", capítulo "mano de obra", porque se aproxima mucho al índice de salarios formales, pero tarda menos en publicarse (el de salarios siempre está dos o tres meses atrasado).


Me resulta muy difícil no asociar el aumento de la inflación (la línea azul) a la recuperación fuerte de los salarios nominales a partir de fines del año pasado. OK, no es que esto se da todos los meses. El último mes, mano de obra subió menos que los precios. Pero el big picture es que los salarios se están recuperando, y eso impacta en la inflación. "Mano de obra" lleva casi +20% en el año, contra menos de 10% del nivel de precios.

Conclusión: de acuerdo contigo, Alfonso, en que hay que revaluar. Pero ni esto es una nueva convertibilidad, ni la inflación perjudica a los pobres, ni vamos a tener una crisis cada seis años.

Como dijo un amigo, "El escepticismo es la haraganería de los intelectuales en la Argentina. Es más fácil pensar que la realidad va a ser como fue y no pensar que de aquí en adelante puede ser distinta"

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