lunes, octubre 31, 2005

mientras miro las nuevas olas

Vicecampeón del mundo en cualquier cosa
en lo que salga: tercera posición,
energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia

Cortázar, Carta Abierta a la Patria


En los 90s, parecía que la convertibilidad arreglaba no sólo el problema monetario y de precios sino también el fiscal: como no podías emitir, no ibas a tener déficit financiado con emisión, por lo tanto ibas a tener menos deficit. Wasn't true.

Ahora descubrimos una nueva pócima argentina: el superávit fiscal. Te cura de todo: arregla no sólo la cuestión fiscal sino también la monetaria y de los precios. Como dicen este hombre y este otro, entre muchos más, el superávit fiscal es todo lo que se necesita contra la inflación. Isn't true either, lads. La inflación a la larga responde perfectamente a la política monetaria: con el dólar de 3, los precios serán el triple de lo que *debían ser* cuando estábamos en convertibilidad (ie, un poco más bajos de lo que eran, porque estábamos sobrevaluados). OK, el tipo de cambio real de equilibrio depende un poco de la política fiscal, pero si a tus precios en dólares les falta inflarse un 90% para igualarse a los de Ho Chi Minh city, believe me: no creo que los puedas mantener ahí, por más crotoxina que te tomes.

BTW, esto de González Fraga no lo entiendo:
Y como política global, además del superávit fiscal, aliento —como planteó el ex titular del Banco Central Alfonso Prat-Gay— la idea de las metas de inflación. Martín Redrado hace muy bien en tratar de cumplir las metas monetarias. Pero creo que el Gobierno debería establecer una meta de inflación para el 2007 para todas las áreas —Trabajo, Economía, Planificación— y también para el Banco Central. Así, cuando se definen tarifas o salarios, se tiene en claro la meta global.

Que yo sepa, metas de inflación es una política monetaria, no una política de planificación federal ni nada por el estilo.

Además, Javier, todo eso de que con la política monetaria podemos manejar la tasa de interés relevante para las decisiones económicas, permitime dudarlo. Ya es conocida la posición de La Ciencia Maldita al respecto, que en estas playas data por lo menos del siglo XIX.

Y el argumento hoy viene formulado así: los que hablan de que se puede tener una política de tasa de interés y con eso afectar la actividad económica están de acuerdo con el dólar de 3, p.ej., Javier. Sostienen que podés mover las tasas, y por esa vía enfriar o calentar la economía, sin cambiar el dólar de 3. Pregunto, entonces: ¿por qué al mismo tiempo dicen que durante la convertibilidad no había posibilidad de hacer política monetaria? Si hubiera alguna independencia, aunque fuera mínima, entre la tasa de cambio y la de intéres, entonces podría haber habido política monetaria -expansiva o contractiva, vía tasas de interés- durante los 90s.

Truth is: no hay tal independencia, ni siquiera mínima. La tasa de descuentos del BCRA sólo tiene relevancia en tanto altera el tipo de cambio; podés conseguir exactamente el mismo resultado comprando y vendiendo dólares o títulos. Por eso mismo, durante la convertibilidad sólo podías tener la tasa de descuento en el nivel al que el mercado te obligaba de manera que la cantidad de dinero no fuera ni más ni menos que la que se demandaba con el peso valiendo un dólar. Y ahora la tasa no puede ser ni más ni menos que la que el mercado te obliga si querés tener el dólar a 3.

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