¿Cuánto es 9%? Mucho, por donde se lo mire. Para dar una idea: el número 70 dividido la tasa de crecimiento del producto indica cuántos años tarda el PBI en duplicarse (la demostración puede encontrarse en algún lugar de Internet). Así, 70/9 = 7,7. Creciendo al 9%, la economía dobla su tamaño en menos de 8 años.
Pero más llamativo que el 9 son los números que vienen atrás y adelante: 9% y 9% (décimas más, décimas menos) en 2003 y 2004, no menos de 8% en 2006. (El 9% de 2005 implica que si la economía se estancara totalmente entre enero y diciembre de 2006 el crecimiento sería algo parecido a 4% -el famoso “arrastre estadístico”- así que con un crecimiento auténtico de 4% el número de 2006 ya daría cerca de 8%).
Algo parecido a un póquer de nueves sería inédito en la historia económica argentina. Que en un período de cuatro años el de menor crecimiento sea, digamos, 8%, no tiene precedentes. Redondear una tasa promedio de poco menos de 9% anual durante cuatro años estaría cerca del cuatrienio dorado de principios del siglo XX: en 1903-1906 la Argentina creció al 10% (aunque hubo un año de 5%). Algo más cerca en el tiempo, en 1963-74 la economía creció rápido –cerca del 6%– pero con algo más de inestabilidad en la tasa.
Hasta ahí, la certeza de los números. Los motivos de esas cifras y -más importante- su futuro, son menos obvios. Pero una cosa es clara: la excepcionalidad de este crecimiento tiene todo que ver con la excepcionalidad de la caída en 1999-2002, también inédita en nuestra historia. La tasa de crecimiento tendrá su propio aterrizaje; si es a 6% a 4% o a 2% dependerá, sobre todo, de la capacidad para ahorrar y exportar, dos falencias seculares de la Argentina cuya superación parece estar hoy al alcance de la mano.
Pero más llamativo que el 9 son los números que vienen atrás y adelante: 9% y 9% (décimas más, décimas menos) en 2003 y 2004, no menos de 8% en 2006. (El 9% de 2005 implica que si la economía se estancara totalmente entre enero y diciembre de 2006 el crecimiento sería algo parecido a 4% -el famoso “arrastre estadístico”- así que con un crecimiento auténtico de 4% el número de 2006 ya daría cerca de 8%).
Algo parecido a un póquer de nueves sería inédito en la historia económica argentina. Que en un período de cuatro años el de menor crecimiento sea, digamos, 8%, no tiene precedentes. Redondear una tasa promedio de poco menos de 9% anual durante cuatro años estaría cerca del cuatrienio dorado de principios del siglo XX: en 1903-1906 la Argentina creció al 10% (aunque hubo un año de 5%). Algo más cerca en el tiempo, en 1963-74 la economía creció rápido –cerca del 6%– pero con algo más de inestabilidad en la tasa.
Hasta ahí, la certeza de los números. Los motivos de esas cifras y -más importante- su futuro, son menos obvios. Pero una cosa es clara: la excepcionalidad de este crecimiento tiene todo que ver con la excepcionalidad de la caída en 1999-2002, también inédita en nuestra historia. La tasa de crecimiento tendrá su propio aterrizaje; si es a 6% a 4% o a 2% dependerá, sobre todo, de la capacidad para ahorrar y exportar, dos falencias seculares de la Argentina cuya superación parece estar hoy al alcance de la mano.
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