imaginate que a enero de 2007 tenías un salario real de 100. esperabas una inflación de 10%, te dieron 15% de aumento porque te reconocían un aumento de salario real -al cabo del año- de 5%. pero resulta que la inflación es de 20%, así que terminás el año con un salario real de 95. imaginate que esperás ahora para 2008 otra inflación de 20%. para terminar el 2008 con el 105 que te habían prometido para fines de 2007, tenés que pedir 10% (la recuperación real) + 20% (lo que te va a carcomer la inflación) = 30%. si además los salarios reales todavía están retrasados y el mercado da para otro 5%, 35%.Nota a pie: este sería el "modelo" con negociaciones salariales anuales; no es así para buena parte de la economía. Nuestro 20% de inflación tiene mucho que ver, justamente, con que los salarios crecen también a lo largo del año. No sé cuánto del argumento queda así invalidado.
viernes, septiembre 28, 2007
engordando a los gordos
jueves, septiembre 27, 2007
mentira, lo nuestro siempre fue una mentira
sólo faltan los tenistas
Ganarle a Inglaterra de local, a Suecia de local, a Rusia de local es posible. ¿Y la final? De los cuatro preclasificados en el otro cuadro (USA, España, Alemania y Francia) los dos mejores -España y USA- nos tocarían de local, los dos peores -Alemania y Francia- de visitantes. En ningún caso es, entonces, una final imposible. Mucho más accesible, en cualquier caso, que la de Moscú o la de Cincinatti.
¿Faltan los tenistas? No: confío en el enorme David Nalbandián, con el aporte del resto.
miércoles, septiembre 26, 2007
en el diario no hablaban de ti
Ha caído en su campo el Atlhetic, con hache. Y en el diario no hablaban de ti, Coco, porque no los ponés juntos (y junto a Carlitos).
honestidad brutal
economía y política: versiones de un conflicto
¿la venganza del estructuralismo?
If two or more instances of the phenomenon under investigation have only one circumstance in common, the circumstance in which alone all the instances agree, is the cause (or effect) of the given phenomenonDurante buena parte de la posguerra, "estructuralistas" y "monetaristas" discutieron las causas de la inflación. Unos decían que la causa era la inestabilidad inherente de los precios relativos: los sindicatos peronistas pedían un salario real demasiado alto, que implicaba un tipo de cambio muy bajo y por lo tanto una crisis externa por la reducción de las exportaciones y el aumento de las importaciones. La devaluación consecuente nos abarataba, pero el círculo no se cerraba, se hacía espiral con una nueva ronda de presión salarial. La política monetaria cumplía un rol pasivo: la cantidad de dinero aumentaba porque con los precios crecientes del dólar y de los salarios que ocurrían en cada fase, la demanda de dinero subía, y el BCRA simplemente abastecía esa demanda.
Para los monetaristas, en cambio, la causa era la monetización de un alto déficit fiscal.
Bueno: hoy tenemos el experimento a lo Mill, pueden argumentar los estructuralistas. Superávit fiscal, y de todos modos inflación. Pero es un estructuralismo distinto. En aquella época, era un conflicto entre el tipo de cambio real que surgía del mercado de trabajo (es decir, el salario real de "equilibrio interno") y el tipo de cambio real que necesitaba el agro para exportar. Era obrero contra estanciero, el trabajo contra la tierra. Hoy son los obreros contra -algunos de- sus jefes, el trabajo contra el capital: con el salario real subiendo hasta su equilibrio, el agro y nuestras "industrias naturales" pueden sobrevivir, pero algunos empresarios industriales -juguetes y textiles- no pueden competir. ¿De qué lado estarán quienes cantan "combatiendo al capital" o "ni esclavos ni dueños habrá"?
boring stuff
From: Figura yoruga de la época del maracanazo
To: La Ciencia Maldita
Estaba leyendo en la ciencia maldita tu post de inflación. Me surgieron algunas interrogantes y capaz te interese discutirlos (entiendo que tal vez no, discutir puede ser tan aburrido). En fin, me detengo aquí:
"Con el tiempo, sin embargo, es inevitable que todos los precios se ajusten. La transmisión es menos directa y lleva más tiempo"
Me llama la atención la poca teoría que hay sobre la transmisión hacia los bienes no transables. Busqué y no encontré nada. De una expansión monetaria que no se sigue de un aumento de la demanda de pesos en la misma cantidad, genera una depreciación cambiaria. Los primeros afectados son aquellos bienes transables. Sube el precio de estos. Respecto a la situación pre devaluación, solo puedo observar un conjunto de precios (transables) y una cantidad nominal de dinero mayor. Ahora ¿Qué es lo que lleva al aumento de los bienes no transables?
From: La Ciencia Maldita
To: Figura yoruga de la época del maracanazo
y, viste, el problema es que en la facu te ponen:
M = P. L
y te dicen si aumenta M aumenta P, pero nadie explica el mecanismo. En el inconsciente colectivo está la idea de "más dinero, más gasto", pero eso no es así en la medida en que la política monetaria no cambia la riqueza neta (incluso diría que deteriora la riqueza privada, por el efecto señoreaje). Si el Estado lo reparte gratis, ya no es una política monetaria sino una combinación de política fiscal y monetaria.
como vos decís, yo creo que todo pasa inicialmente por el dólar. El impacto en los no transables yo lo entiendo de la siguiente manera:
1) en condiciones aproximadas a la competencia, los precios no transables dependen sólo de sus costos: no hay beneficios extraordinarios de manera sostenida. por lo tanto, lo que hay que fijarse es qué pasa con los costos. (en mercados oligopólicos los costos también influyen, pero hay también factores de demanda; complica, pero no agrega, creo).
2) en los costos hay insumos y factores. los insumos que son transables obviamente siguen al dólar. los que no lo son, bueno, de nuevo estamos en que dependen de los costos. finalmente, entonces, los costos podrán descomponerse en una parte dolarizada, posiblemente pequeña en muchos casos, y el precio de los factores: remuneración al trabajo, al capital, al empresario, a la tierra.
3) la remuneracíón (nominal) al capital depende del precio de los bienes de capital, y de nuevo se aplicará la distinción entre transables y no. Tu peluquero te subirá un poco el precio si la tijera (un bien de capital) es transable. Para el capital no transable se aplica el razonamiento de los bienes no transables, entonces finalmente hay que mirar salarios, rentas de la tierra y "beneficios normales" (suponendo competencia perfecta). Para simplificar podemos suponer que estos beneficios normales son un porcentaje de los costos, así que finalmente sólo quedan salarios y rentas.
4) La depreciación aumenta el valor de la productividad del trabajo y el valor de la productividad de la tierra en los sectores transables. Insisto: no la productividad, pero sí el valor. Esto expande la curva de demanda de trabajo y de tierra, SI PONEMOS EL PRECIO NOMINAL en el eje vertical: a los mismos 500 mangos de la convertibilidad, muchas empresas querrán demandar más trabajadores porque los trabajadores ahora generan más pesos. Los salarios y los precios de la tierra deberían aumentar. (Hay otro efecto adicional sobre el empleo: en la medida en que inicialmente los bienes no transables se han abaratado, aumenta la demanda por ellos y se reduce la de bienes transables; lo primero incrementa la demanda de empleo, y lo segundo no la reduce porque el nivel de actividad en sectores transables no depende de la demanda interna, sino de las condiciones de oferta y los precios de los transables).
5) ¿Cuánto subirán los salarios? Imaginate que la situación original era de pleno empleo, es decir que el salario real estaba en su equilibrio. Bueno, en ese caso el nuevo equilibrio tendrá que ser con salarios aumentados en la proporción de la devaluación. ¿Por qué? Imaginate por un momento que es así, que los salarios suben como la devaluación. ¿Será el nuevo equilibrio? Si los salarios suben en proporción a la devaluación, todos los precios relativos de la economía son iguales que antes -todos suben en proporción a la devaluación- porque finalmente pudimos descomponer todos los precios como una combinación de tipo de cambio y salarios. En ese caso, todas las cantidades deberían ser las mismas que antes, porque nada ha cambiado. Entonces, el empleo es el mismo que antes. Y por lo tanto efectivamente esa suba de los salarios ES la que te lleva al nuevo equilibrio. (Si se incluye la tierra en el argumento, puede razonarse de manera análoga: si los salarios Y LAS RENTAS suben lo mismo que el dólar, entonces todos los precios relativos son los mismos)6) ¿Pero cómo puede ser que los salarios aumenten en proporción de la devaluación, si sólo aumentó el precio de los bienes transables, y sólo esos sectores deberían aumentar la demanda de trabajo? Sí, inicialmente sólo esos sectores. Pero a medida que los salarios suben, también los sectores no transables pueden "pagar más", por así decirlo. Insisto: el nuevo equilibrio es lo que es porque todos los precios relativos son los mismos que antes, y por lo tanto todos los sectores demandan la misma cantidad de empleo que antes.
7) Fijate que para que el nuevo equilibrio sea con precios aumentados en proporción a la deva, la situación original tenía que ser de pleno empleo. Si era de desempleo porque los salarios reales estaban "caros", entonces el pass-through va a ser menor. Los salarios sólo tendrán que subir en una proporción tal como para que el salario real sea el salario real de equilibrio: es decir, tendrán que subir menos que los precios. Y, como los precios son una combinación de los salarios y el tipo cambio, tienen que subir MENOS que la devaluación. En otras palabras: en pleno empleo hay transmisión total; partiendo del desempleo, en cambio, el traslado de la devaluación a salarios y precios no es completo.
8) Yendo más concretamente a tu pregunta, entonces, mi respuesta es que los precios de los factores "no transables" aumentan porque la cantidad que se demanda al precio viejo es mayor que antes, ya que ahora pueden producir más pesos. Todo eso presiona luego sobre los costos de los bienes no transables.
martes, septiembre 25, 2007
profesiones riesgosas
- Cazador de Cocodrilos.
- Soldado.
- Director provincial de estadísticas.
Estaría bueno preguntarle a Julio Cobos a qué índice le cree.
lunes, septiembre 24, 2007
me divierto, y me entristezco, 24 veces más
Bueno, seamos positivos: sigue subiendo pero se desacelera, capaz que converge a 60% ponele. Uy, uy, alimenté las expectativas inflacionarias! La inflación es mi culpa Alberto F.! Wow, soy re influyente.
cuando la inflación te da de comer
Si hay un país que conoce de cerca los males de la inflación es la Argentina. Dejando a un lado los picos temporarios recontra-hiper-inflacionarios de algunas naciones europeas en las dos posguerras, la Argentina fue el país que acumuló un mayor aumento de precios a lo largo del siglo XX, trofeo obtenido en 1990 luego de una de las pocas finales que le hemos podido ganar a Brasil (año pródigo aquel, en que también les ganamos al fútbol). Después vinieron unos quince años de estabilidad, interrumpidos temporariamente por el salto de precios de 2002. ¿Cómo es posible que un país que conoce como nadie lo peligroso del asunto se ubique otra vez en el top-10 mundial de inflación? (De hecho, si suponemos una inflación de 16% para este año, la Argentina se ubicaría en el séptimo puesto del planeta, superado sólo por tres miembros del Eje del Mal –Irak, Irán, Venezuela- y tres dictaduras cuyos ingresos per cápita están en los puestos 132, 133 y 140 del mundo; ver cuadro). ¿Será que hay alguna característica psicológica de los argentinos, o algo estructural en la economía de los argentinos, que los condena a vivir, de tanto en tanto, al agitado ritmo de la tasa de inflación?
La respuesta es más difícil que nunca. En otras épocas era sencillo construir una historia comprensible para explicar la inflación. Al menos desde la posguerra, el Estado argentino gastaba más de lo que recaudaba; la diferencia podía arrimarla en algún momento el superávit inicial de las cajas jubilatorias –cuando había muchos aportantes por cada jubilado-, el endeduamiento externo o los impuestos extraordinarios (desde retenciones hasta ahorros forzosos) pero esos ardides rara vez alcanzaban, y el déficit se pagaba imprimiendo dinero. ¿Por qué es que la impresión de dinero genera inflación? Alguna idea en el recuadro de la página X.
¿Más dinero = más inflación?
Que la emisión excesiva causa subas en los precios es una del puñado de ideas que los economistas creen con fe inquebrantable, aunque pocos se sienten a reflexionar sobre los motivos. No es que la emisión aumente el poder de compra, y por esa vía estimule la demanda y finalmente los precios. Después de todo, la metáfora apropiada para la política monetaria no es Papá Noel repartiendo a la marchanta los dineros de su bolsa, sino Cristóbal Colón cambiándole a unos desprevenidos espejitos de colores (los billetes de pesos) por otros valores menos sospechosos (bonos, dólares). En principio –esto es, antes de que cambien los precios- la riqueza de la gente no se altera por la emisión de dinero, sino que cambia su composición: más pesos, menos dólares y otros activos.
El problema empieza cuando la gente percibe que tiene más pesos que los que desea (sí, eso es posible: nadie tiene la riqueza con la que sueña, pero sí puede ser excesiva la proporción guardada en papelitos de colores). Si el gobierno ha emitido por encima de la cantidad de billetes que la gente desea guardar (en la jerga: demanda de dinero), el público correrá a deshacerse de los papeles sobrantes. No es que comprará bienes: nadie se ha vuelto más rico. En nuestro país el refugio natural es el dólar u otras divisas, en el colchón o en el extranjero. En la medida en que todos ofrecen pesos buscando dólares, el precio del peso disminuirá, esto es, subirá el dólar. Salvo, claro, que el Banco Central decida proveer esos dólares a un precio fijo, utilizando para ello sus reservas.
El principal canal por el que la emisión de dinero afecta a los precios es, entonces, el valor del dólar. Algunos productos (los que se exportan, los que se importan y los que compiten con productos importados) reaccionan inmediatamente ante cambios en el precio del dólar. La experiencia argentina de 2002 permite estimar ese efecto directo: el billete verde aumentó 2 pesos (de 1 a 3) y los precios aumentaron un 40%: algo así como 10% de inflación por cada 50% de aumento del dólar.
Con el tiempo, sin embargo, es inevitable que todos los precios se ajusten. La transmisión es menos directa y lleva más tiempo: los altos precios de los productos dolarizados estimulan la producción y el empleo en esos rubros (de allí la fabulosa expansión de nuestro campo y la veloz recuperación de nuestra industria tras la devaluación), a la vez que los ganadores de la depreciación (los empresarios de esos sectores, las personas con riqueza dolarizada, los turistas) saquean los shoppings sean o no las Navidades, construyen countries enteros y abarrotan los restoranes de todos los Palermos Bo-Bos. Ese atajo a la felicidad (dólar alto, demanda vibrante, más empleo) no es inflacionario mientras haya mucha tela para cortar: esto es, cuando inicialmente había desempleo y fábricas paradas. Pero si el dólar alto continúa una vez que la economía se ha acercado al pleno empleo, los precios de esos bienes domésticos, y particularmente el salario, van escalando a la búsqueda de ese dólar que ha saltado.
¿Hasta cuándo? En teoría, el equilibrio se alcanza cuando la economía llega a su “tipo de cambio real de equilibrio” – cuando los precios y salarios del país medidos en dólares son los que corresponden a su nivel de productividad. Mientras un trabajador en la Argentina sea capaz de producir el doble que uno en Rumania -como ocurre en realidad - y cueste lo mismo, o la mitad que en Hong Kong pero su salario sea la tercera parte, será negocio contratarlo. Si el desempleo es bajo, seguirá la presión salarial, que luego se transmitirá a los precios. Nadie sabe bien cuál es el nivel de precios en dólares “correcto” para el país: ciertamente más alto que en 2002 pero más bajo que en 2001. Hoy igoramos también, por obra del INDEC indecoroso, cuál es nuestro nivel de precios actual. Estamos recorriendo, pues, una distancia indefinida, entre dos puntos cuya ubicación desconocemos.
En estos últimos años, sin embargo, la inflación nació, creció y se reprodujo sin que hubiera desequilibrios fiscales, y con una emisión de dinero moderada, que simplemente acompañó las crecientes necesidades de liquidez de una economía en expansión. ¿Por qué, entonces, la inflación? ¿Costumbre nacional? ¿Condena argentina?
Nestornomics, 2003-2006
Néstor Kirchner llegó al poder con una economía muy especial. La explosión macroeconómica de 2001/2002 había levantado una nube de polvo que hacía difícil ver que la estructura económica Argentina era más moderna y más adecuada a la economía mundial que en cualquier momento del medio siglo anterior. La depreciación del peso despertó las energías de miles de empresas que, si habían sobrevivido a la apertura y el dólar barato, ahora podían ganar mucho dinero expandiéndose hacia al exterior u ocupando en el mercado interno la vacante que dejaban unas importaciones en retirada.
Pero el aumento de la rentabilidad privada no fue el único efecto colateral benéfico de la crisis. La combinación de default y devaluación resultó inmejorable para la caja: el componente dolarizado de los gastos se redujo, y el pesificado (esencialmente, salarios públicos) no creció mucho mientras los sueldos se mantuvieron retrasados. Del lado de los ingresos, en cambio, se aumentaba con las retenciones la proporción dolarizada y la recaudación de otros impuestos subía con el salto de precios del 2002. Todos los empleadores del país, públicos y privados, se beneficiaban con la nueva configuración de precios: facturaban mucho más –y por triplicado en la medida en que su recaudación estuviera dolarizada- mientras que su gasto salarial aumentaba despacio. El gobierno tenía en sus manos el instrumento para graduar las ganancias públicas y privadas: cuanto más alto el dólar, mayor su excedente y el de otros empleadores.
Paradójicamente, para que el círculo cerrara era necesario en la otra punta del ovillo un “ejército de reserva” de trabajadores desempleados. Allí otra buena mala noticia, por así decirlo, de la crisis. Perverso como era para muchos argentinos, el desempleo impedía que aquel dólar recontra-alto que beneficiaba a los empresarios y al Estado se viera licuado por ganancias en los salarios (el Recuadro de la página X explica la transmisión entre dólar, precios y salarios).
Claro: todo ovillo tiene su final. El dólar alto tensó la cuerda hasta el punto en que la buena mala noticia se convirtió en una mala buena noticia: el desempleo de un dígitio nos llevaría a la inflación de dos. Para cuando Lavagna pasó de la vereda de enfrente geográfica del Presidente a su vereda de enfrente política (fin de 2005) ya los salarios crecían al 20%, y evidentemente ponían presión sobre los precios; para cuando la Mujer de la Bolsa tuvo que dejar el ministerio, rotos los fórceps para controlar los precios y demasiado evidentes los lápices rojos para dibujarlos, en la cabeza de los argentinos la inflación tenía ya el número 15%.
Cristinomics (2007-...): ¿Illia, Menem o Perón?
Al menos en lo que a inflación respecta, Kirchner lega a su sucesora un regalito soñado por todo marido agobiado por su mujer. La inflación en el Interior del país, mejor medida que la del GBA, anda en 2007 por un valor equivalente al 16% anual. La recaudación del IVA crece a tasas del 40% al año; con el consumo real creciendo como máximo al 10%, quedan 30 puntos para explicar por una combinación de mejor recaudación e inflación. Conclusión: la inflación argentina ya está seguramente por arriba del 15. Para cuando el Primer Magistrado y la Primera Dama intercambien roles, nadie se sorprenderá si la inflación está corriendo al 20%.
¿Seguirá aumentando? ¿Qué debería hacer el (nuevo) gobierno para frenarla? ¿Debería ser atacada gradualmente o de un saque? Una generación y media de economistas argentinos dedicó buena parte de sus esfuerzos a responder esas preguntas, y de sus trabajos podemos aprender muchas lecciones. Por ejemplo: la idea de que la inflación es un monstruo que una vez azuzado es difícil de calmar. Más aún: una vez pasado cierto umbral, la inflación tiene una tendencia a perpetuarse o a acelerarse.
Un primer corolario de esa idea –más vale no despertar al monstruo- ya no es tan útil: la política cambiaria de Kirchner-Lavagna acabó por despertar a la inflación. La aceleración del gasto público que acompañó a su reaparición no ayudó, pero no fue el factor central: en la comparación internacional, la Argentina es anormal por su inflación y por su política cambiaria, no por su política fiscal.
Pero sí es útil un segundo corolario: cuanto antes se detenga la inflación, más fácil será frenarla. No está claro cuál es el umbral a partir del cual la inflación se acelera a sí misma, pero parecemos estar peligrosamente cerca. Ya todo el mundo negocia salarios pensando en la inflación que habrá; y para estimarla usa como aproximación la del pasado inmediato: en otras palabras, la inflación pasada genera expectativas de inflación, y las expectativas de inflación hacen que los precios (en particular, aquellos que se pactan por un período largo, como los salarios) se ajusten hacia arriba. Cuanto más alta la inflación, más rápido se ajustan los comportamientos para evitar pérdidas reales; pero cuanto más veloces esos ajustes, más alta la inflación.
La experiencia argentina sugiere que el umbral a partir del cual la inflación se alimenta a sí misma no está lejos de la inflación actual: un par de veces la Argentina redujo su inflación a partir de 10% o hasta 15% anual. Pero pasados los 20%, siempre se llegó a 50% o más. En otras palabras: es urgente una estabilización si no queremos volver a tasas de inflación realmente complicadas.
¿Optará Cristina Fernández de Kirchner por un “plan de estabilización” a la vieja usanza, que baje el índice antes de que sea demasiado tarde? Los escenarios posibles pueden resumirse en referencia a tres presidentes argentinos. Una posibilidad es tomar la Autopista Illia. Arturo Illia llegó al gobierno en octubre de 1963. Su presidencia es políticamente incomparable con la que surja de las próximas elecciones por la escasa legitimidad de origen (el voto en blanco ganó la elección) y por las amenazas inmediatas y recurrentes de un golpe militar, finalmente materializado en 1966. Pero la inflación inicial sí emparenta ambas experiencias. En el momento en que Illia se calzó la banda presidencial, los precios eran 20% superiores a los de doce meses atrás. Illia careció del poder o la decisión para combatir la inflación. Hubo algunos controles, ineficaces como acostumbran a ser, y el dólar fue ajustándose al ritmo de los precios, para evitar que los aumentos de salarios licuaran la rentabilidad. A los dos años de mandato, la inflación ya andaba por el 40%, un nivel que ayudó poco a impedir su remoción por las Fuerzas Armadas.
Es posible que a Fernández el camino de Illia le resulte tentador. Cuando el año que viene los sindicatos pidan –y acaso obtengan- 20% o más, aun el dólar de $3,20 será insuficiente para algunos empresarios, particularmente para aquellos más afectos al “modelo de dólar alto” y por eso mismo más kirchneristas. Otra vez, la ambición empresarial coincidirá con las necesidades de caja: más dolar, más recaudación. A la larga, sin embargo, la Autopista Illia pasa por la villa miseria de la inflación alta y creciente. Persistir en la política de dólar caro sencillamente porque funcionó para salir del desempleo es un error comparable a persistir con la convertibilidad cuando la tarea de la estabilización había sido cumplida. Aquel error condujo al desempleo; éste a la inflación.
Una segunda alternativa tiene algo de menemista. La convertibilidad de 1991 arrancó con un dólar comparativamente alto: hoy un precio de $4,50 por billete estadounidense* da lugar a la misma relación entre precios argentinos y norteamericanos que aquel 1 dólar = 1 peso en abril de 1991. Los precios siguieron subiendo durante el primer par de años de la convertibilidad, y a fines de 1993, por ejemplo, eran 44% más altos que al comenzar el emparde entre el dólar y el peso. En aquel momento, las voces que reclamaban por el atraso cambiario –el encarecimiento argentino medido en dólares- eran acalladas por la ley de hierro de la convertibilidad. Devaluar no era una opción. Efectivamente la inflación de 1991-1993 llevó a los precios argentinos a un nivel peligrosamente alto, que bastante tuvo que ver con los problemas posteriores.
¿Puede Fernández tomar el camino menemista? Tiene la ventaja, respecto al de Illia, que la inflación finlamente tiende a ceder - pero ese momento puede ser tarde, cuando los precios ya ha quedado encarecidos, o puede ser nunca. Aun en un país con bruscos vaivenes discursivos, parece difícil que una familia ahora tan identificada con el súperdólar, y tan enemistada con los 90s, pueda enarbolar en un par de años un discurso de dólar barato.
Queda, finalmente, el camino de Perón. Perón puso en práctica en 1952 el primer plan de estabilización digno de tal nombre en la historia argentina. La estabilización del primer peronismo tuvo componentes ortodoxos y otros que más tarde serían llamados heterodoxos. Sí, por un lado se redujo el gasto (un 23% en términos reales entre 1950 y 1953), aminoró la emisión, y se hizo de la austeridad una bandera e inclusive –literalmente- muchos afiches. Pero también se actuó sobre las expectativas de inflación. Aquí se prefiguraba lo que luego se desarrollaría teóricamente: si la inflación es explosiva porque alimenta sus propias expectativas, un programa de estabilización difícilmente sea exitoso si no logra transmitir la idea de que la inflación se reducirá rápidamente. Desde luego, es necesario actuar sobre las causas últimas de la inflación: la política monetaria –es decir, cambiaria- y, en menor medida, la fiscal. Pero ese plato debe servirse con el ingrediente de un consenso creíble de que ciertos precios (tarifas y salarios) no se moverán, o se moverán menos.
Perón organizó su estabilización alrededor de una Comisión Nacional de Precios y Salarios y estableció que las negociaciones salariales serían cada dos años. Los controles de precios y subsidios existieron en aquella época como existen en esta, pero no como un argumento solitario contra la inflación sino como parte de un programa completo de estabilización, que los volvía más creíbles. El éxito de la estabilización del primer peronismo fue impresionante: de una inflación de casi 60% en enero del 52 se llegó a una estabilidad completa, e incluso cierta deflación, en unos pocos meses.
La estabilización al estilo del primer peronismo resultará atractiva y útil para Fernández en la medida en que sea consciente del problema que enfrenta. Si se minimiza el riesgo inflacionario, es probable que el énfasis se coloque sólo en los aspectos amables, como un Acuerdo Social. Pero para transmitir convincentemente que la inflación se reducirá es necesario en primer lugar actuar sobre el fondo de la cuestión: cambiar la estrategia –y acaso los estrategas- del Banco Central, dando a entender que se manejará el dólar mirando a la inflación, como dice su Carta Orgánica, y no tanto a los bolsillos de los empresarios o del Estado. También habrá que ajustar en el minuto cero aquellos precios que están evidentemente retrasados, incluyendo los salarios (particularmente los públicos) y, sobre todo, ciertas tarifas, para que sea creíble que no aumentarán en el futuro.
Ahí sí un par de regalos, bien costosos pero bien buenos, que podría hacerle el presidente a su señora.
* Un lector se sorprendió de este número, y tenía razón. Cometí el clásico error de confundir el numerador y el denominador al calcular el tipo de cambio real, en realidad puse los precios norteamericanos en un lugar queno correspondía. El TCR de marzo 91 era cerca de 2, si la base es Ago-07=3,15. Lo cual muestra, de paso, que la inercia inflacionaria puede ocurrir aun con tipos de cambio no depreciados.
en que "la gente que no es del rugby" se pone a opinar
Como no entiendo mucho lo técnico del juego, sólo hablo de la estadística (Es decir, hago con el rugby lo que debería hacer Alejandro Fabbri con el fútbol, frente al que se encuentra en idéntica situación). Una cosa es obvia: es un deporte en el que se da casi siempre la lógica. Recopilé la sigueinte data. Dividí los equipos en Grupo 1 (Tri Nations más Francia e Inglaterra), Grupo 2 (los restantes de las 5 naciones: Gales, Irlanda y Escocia) y Grupo 3 (resto del mundo), y me fijé, con conteo tipo truco, sujeto a la misma posibilidad de error, los resultados entre ellos.
Los equipos del Grupo 1 jugaron, en la breve historia de los mundiales y sin incluir el actual, 79 partidos contra equipos de los Grupos 2 y 3. Ganaron 77. Las dos excepciones fueron sendos triunfos de Gales en el Mundial 87 frente a Inglaterra (cuartos) y a Australia (partido por el 3er puesto)*.
Los equipos del Grupo 2 jugaron 32 partidos contra selecciones del Grupo 3. Ganaron 29. Hubo dos triunfos de Samoa ante Gales (1991 y 1999) y la hazaña de los Pumas frente a Irlanda.
Argentina ya metió una nueva excepción contra Francia. A ver si metemos un par más y las semifinales son un Four Nations del hemisferio sur. Se agrandó Tigre. Digo Chacarita.
*Corrección: ganaron 76. Me olvidé de computar el único empate de la historia de los mundiales de rugby, Francia 20 v. Escocia 20, en el 87.
cuaterna de mi tridente
Con Coco tengo fe para que el primer mandamiento se cumpla siempre, y rece así: "Messi, Aguero y Tévez".
coronados de gloria vivamos
No vivo coronado de gloria y tampoco moriré con ella, pero si pudiera elegir me quedo con lo primero. Aunque Bloguín diga que la bandera que llevaron algunos de los 12.000 argentinos a Marsella* tiene un verso del himno, en la palabra "OH" sobra una hache. Mucho más humano.
* Si, estamos volviendo al 1 a 1. Me hace acordar al Mundial 98. Creo que éramos menos que 12.000 en ese mismo estadio, detrás del arco cuyo travesaño detuvo un fulminante derechazo del Bati.
you say potato, i say potatoe
Insisto, Don Roberto Lavagna: ¿Cuál es para Vd. la causa de la inflación? Porque la inflación de dos dígitos viene de su subperíodo, y las políticas mucho no cambiaron, salvo que creamos que un deterioro de, no sé, medio o un punto del producto en la balanza fiscal pueda ser tan inflacionario.
Nuestro fluctuante corazón va volviendo hacia la Coalición Cívica, aunque tienta el voto al Alberto para pelearle el tercer puesto a Don Roberto.
domingo, septiembre 23, 2007
entendiendo a rogelio
Hi Rollo!
What's up? We just bought a new wooden table that we're gonna varnish ourselves to make it resist the rain. The table and the varnish cost us 206.40 Pesos. Also, Felix found a foam matress that was slightly dirty on two ends where the packaging was open, so he got it for half of the actual sales price. The matress and some cleaning liquid cost us 271.25 Pesos. Plus the transportation for the table and the matress was 35 Pesos. Since we got very good deals and are gonna work on that stuff a little bit plus we're under the 600 Pesos total you suggested, would it be ok for you if we simply discount these 512.65 from the next rent? Or do you want to have a look at the matress first?
In any event, we will discount the 35 Pesos for the electrician, 213 Pesos for Liliana and 230 for Gastón (curtains) from the next rent, as agreed.
If you're ok with buying the matress, that will be a total of 990.65 Pesos, being 316.20 USD. Discounting that from the rent, I would transfer to you...
Nunca fui culturalista, pero con gente así ¿puede irle mal a un país?
jueves, septiembre 20, 2007
sobisch gobernador Kash?
Sres. Dirección Provincial de Estadística,
Les escribo desde el blog La Ciencia Maldita. Quería averiguar si tienen índices de precios para neuquén más recientes que mayo de 2007, que es el último dato que pude encontrar en su página web.
Muchas gracias,
Rollo Tomasi
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Sr. Rollo Tomasi,
Por medio de la presente se comunica que la información disponible es la que figura en la Página Web. Asimismo, le advertimos que los datos solicitados a esta Direccción, podrá requerirlos en el Ministerio de Finanzas y Obras Públicas, La Rioja 229 - Neuquén.
Sector Responsable: Economía.
Centro de Servicios Estadísticos
DGEyC
Provincia del Neuquén
diagnosticos
El de González Fraga parece tener como corolario las supply side economics con las que coqueteó alguna vez La Señora de la Bolsa. Pero más inversiones no te llevan a menos inflación. Quizás incluso a más: cuando se siembran, las inversiones son demanda por bienes de inversión; cuando fructifican, generan oferta pero también poder de compra y por eso mismo demanda. (Si aumenta la inversión en energía -un ejercicio de microeconomía- baja el precio de la energía porque la demanda de energía no cambia; pero si aumenta la inversión en energía, alimentos, transporte, lácteos, carne, industria, shoppings, etc. -un caso de macroeconomía- entonces sí aumenta la demanda en cada uno de esos bienes). En los sectores transables los precios no cambian ni por la oferta ni por la demanda; en los no transables habría que ver el efecto neto de la nueva demanda y la nueva oferta. Si se cancelan, todavía queda como efecto inflacionario la demanda inicial provocada por la inversión.
Merceditas no puede decir la verdad (la culpa es del gobierno) porque es del gobierno. Lavagna tampoco porque lo fue. Prat Gay tampoco del todo, porque también lo fue (su dólar de $2,90 era, all in all, algo inflacionario). Sólo queda el Alberto, que el otro día dijo en algún cable: "Yo quiero una moneda fuerte: una moneda en la que la gente pueda ahorrar". ¿Se acuerdan de la época esa, hará dos años, cuando algunos creían que podía llegar a pesificarse realmente la economía, no sólo forzosamente para contratos anteriores -como nuestra deuda pública- sino también para acuerdos voluntarios? Not anymore.
Por suerte tomé en marzo un alquiler por dos años, y di en alquiler mi bulo de manera temporaria, "a extranjeros". Puedo ajustar mi activo y tengo fijo mi pasivo. Ahora tengo un suizo. ¿Podés creer que el otro día, el lunes después del US Open, pasé por Tribeco y vi colgada una enorme bandera helvética de mi propio depto? Le mandé SMS para felicitarlo, autoungiéndome "president of the Roger's Fan Club in Argentina". Devolvió: "12! Magic number", y yo: "We'll be 14 in Paris".
martes, septiembre 18, 2007
cristIMFa
Días atrás, el Presidente comentó que su consorte y heredera lo critica porque gasta demasiado y que ella «no va a bajar de 4% de superávit» [...] Entonces, ¿cuáles son las opciones disponibles para recuperar la deseada solidez fiscal? [...] A la vista de la experiencia histórica, la gente percibe que, vedado el camino para un ajuste por derecha, éste sólo puede ser disimulado bajo la forma de una nueva devaluación que licúe la formidable suba operada en el gasto. Devaluación, una palabra inadmisible para el socialismo de Juan B. Justo pero tan cara a la nueva seudoprogresía afín a la candidata de la Unión Industrial.
son los noventistas
domingo, septiembre 16, 2007
viernes, septiembre 14, 2007
perdón, cóccaro
una vuelta por las provincias
Es decir, un año atrasado. Santiago del Estero tiene una muy linda página de estadísticas, pero cuando apretás "Servicios", no pasa nada. Provincia de Buenos Aires sólo releva datos de su capital a pesar de no ser ni por mucho su ciudad más importante; y no toma precios sino ventas minoristas, que los deflacta con el IPC-Indec. Hay que dividir esa provincia. Hay páginas que son torturas estéticas, como la de Tierra del Fuego. Santa Cruz tiene su sección de estadísticas provinciales, pero consiste en copiar algunos datos del censo nacional 2001. Otra típica es que hay secciones enteras de páginas con "Misión", "Objetivos", "Reglamento", "Ley de Origen de la Dirección General de X...", pero de carne poco y nada.
Yendo al tema que nos ocupa: en muchos casos no publican estadísticas de precios o no las encontré (CABA, BA, Cha, LR, For, SE, Sal, SC, SJ, RN,TF, Ctes), en otros las sacan del INDEC o lo hacen conjuntamente con el INDEC o ya aparecen en la estadística de inflación interior del INDEC (SF, Cór, Mza, Cat, SL, Tuc). Sólo en 6 de las 24 provincias me encontré con series de precios relevadas por las direcciones provinciales que no aparecen en la estadística del INDEC. Aquí el cuadrito (click para agrandar):
La inflación que se muestra es la tasa equivalente anual de la inflación del último trimestre. En los tres casos en los que el último dato es de julio o agosto (Misiones, Chubut y La Pampa), la inflación del último trimestre es superior al 30% anual (41% en el caso de Chubut). No se trata de provincias que sistemáticamente sobreestimen la inflación. A fines del año pasado, por ejemplo, todas andaban alrededor del 10% anual (salvo Neuquén que andaba por el 15%).
Nada, eso es todo: hay una gran aceleración inflacionaria. El maestro de Martín se manifiesta soprendido, y le echa la culpa a otros. Como en los 90s, somos re-especiales. En todo el mundo, el Banco Central maneja la tasa de inflación y hay inflación bajísima. Acá hay inflación alta y el presidente del BCRA puede manifestar su sorpresa y su preocupación tan campante y echando culpas. Genio.
miércoles, septiembre 12, 2007
so bitch, so dumb
¿A qué se refiere el mensaje "Cristina 41%, Sobisch 100%" de la campaña del neuquino?
1) Nada, es un capricho para que hablemos de Sobisch.
2) Cristina será capaz de sacar el 41%, pero no le alcanza la regla del 10% porque Sobisch saca mucho más, incluso quizás saca 100%, porque al final en verdad Cristina no llega al 41% ni al 35% ni al 1%. Lo cual es contradictorio con que saca el 41%, pero es como el rey que estaba desnudo, si no lo entendés sos medio tonto.
3) Es un chiste por el tema del INDEC, "los números nunca cierran", etc.
4) Las encuestas son tan mentirosas que si le dan 41% a Cristina bien le podrían dar 100% a Sobisch.
5) En la próxima elección votará como mínimo el 141% de los ciudadanos.
6) Sobisch propone, por un canal poco convencional, que voten los extranjeros y los niños, pero que los porcentajes sigan computándose sobre el total de votantes mayores de 18.
7) Los porcentajes de cada candidato se expresan no como porcentaje del total de votos positivos sino como proporción del total de votos a fórmulas que presenten candidatos a presidente, vice o jefe de gabinete del partido al que pertenece el candidato presidencial en cuestión. Los votos a Cristina, una peronista, se expresan como porcentaje de los votos obtenidos por el Frente para la Victoria, la Coalición Cívica (que tiene a Conte Grand para jefe de gabinete), Lavagna, que dice ser peronista y el FREJULI, mientras que los de Sobisch se expresan únicamente como proporción del total de votantes a Sobisch, puesto que no hay "Pata Nequina" whatsoever en las otras fórmulas.
8) "Delego mal las funciones: mis policías matan maestreos, mis publicistas no saben contar, pero yo igual soy bueno".
9) Hay una leyenda en el reverso del afiche, del lado del engrudo, que aclara: "Para obtener el porcentaje de votos estimado para la elección de octubre, deberá restarse la cifra indicada en cada caso al número 102".
10) La cifra alude en cada caso a la probabilidad de que el candidato en cuestión NO supere el 50% de los votos.
martes, septiembre 11, 2007
para atrás, coco
Y al pobre de Agüero lo mete en el minuto 91. Una falta de respeto, casi tan grande como haber dejado afuera del mundial a Zanetti para que su puesto lo ocuparan los Scaloni y los Cufré.
el beto se las trae
lunes, septiembre 10, 2007
hay equipo
En fútbol, of all sports. Sí, loco, esta moda del rugby nos impide ver que Basile va a parar al mejor equipo desde que tomó la conducción. Por primera vez hay un mediocampo, esto es, no están ni Cambiasso ni Lucho González (ninguno de ellos convocado, no sé si por necesidad o por virtud). Ni Verón como volante de marca. Zanetti, Masche, Jonás Gutiérrez. Atrás Burdisso, Demichelis, Milito y Heinze. Pocho Insúa de enganche, Messi y Tévez. Mi equipo ideal es parecido, salvo que Agüerito va arriba -Messi pasa de enganche en lugar de Insúa-, pondría a otro volante central en lugar de un defensor (Gago x Milito, digamos) y -sin saber mucho de carrileros argentinos en Europa- Maxi Rodríguez por Jonás. Maxi Rodríguez está lesionado, y Agüero y Gago en el banco. Es decir que en un momento del partido de mañana podría ocurrir que esté en cancha el equipo que Rollo pondría si fuera técnico. No sé, quizás Villagrita o Ferrari por Jonás, pero ese que habla es mi corazón auriazul.
Te vas acercando, Coco. Vení. Te espero.
domingo, septiembre 09, 2007
desventuras de la oposición
El jueves, mientras llegaba a la redacción de Clarín a bordo de un taxi, el chofer -que venía escuchando mis conversaciones por celular sobre la definición de las listas de candidatos- me preguntó si sabía a qué cargo se postulaba el ex juez Martín Silva Garretón. Ante mi ignorancia, el taxista me explicó que lo había transportado hacía un par de días y que el magistrado lo consultó sobre si debía aceptar una oferta para ser candidato del neuquino Jorge Sobisch o del puntano Alberto Rodríguez Saá. Al parecer, ambos lo habían sondeado y el muchacho le respondió que a él le parecía mejor Sobisch.
No se sabe si Silva Garretón decidió seguir el consejo del taxista oráculo, pero lo cierto que ayer apareció a última hora como primer candidato a senador del frente liderado por el neuquino Sobisch...
la media roger
Tuve el honor de corregir el artículo Records held by Roger Federer de la Wikipedia, updateando la frase
Federer in 2006 became the first man since Rod Laver in 1969 to reach the final of all Grand Slam singles tournaments during a calendar year.
que ahora cierra
He repeated this feat in 2007.Hay otros records increíbles, algunos de ellos recientes, por ejemplo: "In the fourth round game against Spaniard Feliciano Lopez at the 2007 US Open Federer set a Grand Slam record of 35 consecutive points on his own service games".
viernes, septiembre 07, 2007
Una fiera llamada inflación: ¿domarla o matarla?
La inflación, ese monstruo tan argentino, está otra vez entre nosotros. No sabemos qué tan grande es, pero lo vemos; ignoramos cuánto daño puede hacer, pero lo sentimos; no sabemos si está a punto de un ataque mortal, pero lo olemos. Hace quince años que la Argentina no tenía una inflación sostenida: el salto de 2002 puede ser entendido mejor como un ajuste brusco de precios que como un proceso inflacionario. Hoy la situación es bien diferente: la inflación en el Interior del país, mejor medida que la del GBA, anda en 2007 por el 16% anualizado. La recaudación del IVA crece a tasas del 40%; con el consumo real creciendo como máximo al 10%, quedan 30 puntos para explicar por una combinación de mejor recaudación e inflación. Conclusión: la inflación argentina está seguramente por arriba del 15 y difícilmente sea más alta que 20%.
¿Por qué tenemos inflación?¿Es un nivel para preocuparse? ¿Seguirá aumentando? ¿Qué debería hacer el gobierno para frenarla? Una generación y media de economistas argentinos dedicó buena parte de sus esfuerzos a responder esas preguntas, y de sus trabajos podemos aprender muchas lecciones. Tomemos una sola de esas contribuciones y ya podemos escribir un artículo entero. Por ejemplo: la idea de que la inflación es un monstruo que una vez azuzado es difícil de calmar. Más aún: una vez pasado cierto umbral, la inflación tiene una tendencia a perpetuarse o a acelerarse.
Un primer corolario de esa idea –más vale no despertar al monstruo- ya no es tan útil: la alocada política cambiaria inaugurada por Lavagna (colocar el dólar en un nivel que implicaba precios irrisorios en términos internacionales, incompatibles con la productividad argentina, y que por lo tanto requerían una sustancial inflación una vez superado el momento excepcional de la crisis) acabó por despertar a la inflación. La aceleración fiscal que acompañó a su reaparición no ayudó, pero no fue el factor central: en la comparación internacional, la Argentina es anormal por su inflación y por su política cambiaria, no por su política fiscal.
Pero sí es útil un segundo corolario: cuanto antes se detenga la inflación, más fácil será frenarla. No está claro cuál es el umbral a partir del cual la inflación se acelera a sí misma, pero parecemos estar peligrosamente cerca. Ya todo el mundo negocia salarios pensando en la inflación que habrá; y para estimarla usa como aproximación la del pasado inmediato: en otras palabras, la inflación pasada genera expectativas de inflación, y las expectativas de inflación hacen que los precios (en particular, aquellos que se pactan por un período largo, como los salarios) se ajusten hacia arriba. Cuanto más alta la inflación, más rápido se ajustan los comportamientos para evitar pérdidas reales; pero cuanto más veloces esos ajustes, más alta la inflación. La experiencia argentina sugiere que el umbral a partir del cual la inflación se alimenta a sí misma no está lejos de la inflación actual: un par de veces la Argentina redujo su inflación a partir de 10% o hasta 15% anual. Pero pasados los 20%, siempre se llegó a 50% o más. En otras palabras: es urgente una estabilización si no queremos volver a tasas de inflación realmente complicadas.
Tomemos, por fin, un tercer corolario: si la inflación es explosiva porque alimenta sus propias expectativas, un programa de estabilización difícilmente sea exitoso si no logra transmitir la idea de que la inflación se reducirá rápidamente. Desde luego, es necesario actuar sobre las causas últimas de la inflación: la política monetaria –es decir, cambiaria- y, en menor medida, la fiscal. Pero ese plato debe servirse con el ingrediente de un consenso creíble de que ciertos precios (tarifas y salarios) no se moverán, o se moverán menos. La credibilidad de ese consenso –al que un presidente bien puede llamar, con cierta pompa, Acuerdo Social- requerirá algunos ajustes previos de los precios que se consideren retrasados. Ese primer paso es un trago que puede saber amargo, pero mucho más amargo es el panorama de una larga y penosa inflación.
freedom fries reloaded
Ojalá veamos a unas french fries, o sea unos franceses fritos, pero parece difícil. Por otro lado: este sitio ya se ha acercado demasiado a las fronteras vulnerables de su propio conocimiento al meterse con el tenis o la política; esperamos poder descansar en otros, que han mostrado ciertos conocimientos rugbísticos, para que nos explique este mundial.
jueves, septiembre 06, 2007
armando esteban dido
Cuidado, hay mucho NSNC, blanco, etc. Sobre votos a candidatos, el 45% de Cristina se transforma en 55,4%. Pero igual tiene gusto a poco. En 2003, Kirchner sacó 34,7% en Esteban Echeverría y 22,4% a nivel nacional, es decir, sacó un porcentaje nacional igual a dos terceras partes del de E.E. Con la misma regla, ahora el nacional da 35,5%. Podría argumentarse que el ratio Nacional/Esteban relevante no es el de Kirchner 2003 sino el de Menem y Kirchner juntos: ellos sumaron 60% en Esteban Echeverría en 2003, y 46,7% en la nacional, un ratio de 77,8%. Ahí ya da un más colorido 43,1%, que es ganador.
Sigo creyendo en mi comment de hace varios meses a un post de Artemio: Cristina gana en primera con la regla del 10%.
el rey david
morir, tremenda cosa!
(Paul Potts, entreverado entre nueve discos de Pavarotti, es el participante en una especie de American Idol británico que deslumbró al mundo con Nessun Dorma; el video vale la pena, a Rollo se le escapó alguna lágrima).
Salute, Luciano!
como chanchos
la imaginación al poder
aumentar la proporción de los recursos tributarios totales que van a las provincias, con garantía de automaticidad en las transferencias y simplificación y transparencia en el proceso de coparticipación. El aumento de recursos automáticos para las provincias se dará por vía de una participación mayor en los recursos incrementales (coparticipacion incremental) sin alterar la distribución secundaria entre las jurisdicciones provinciales.Es decir: no se altera el desequilibrio vertical (el hecho de que las provincias gastan mucho pero cobran pocos impuestos) ni la horrible e injusta distribución entre provincias.
El plan sigue así:
El segundo compromiso con los argentinos esAntes que nada habría que preguntarle a Lavagna por qué cree que hay inflación. La inflación alta empezó antes de "los desvíos de los últimos dos años". Empezó en su mandato. Y en la causa tiene mucho que ver la política cambiaria que él eligió. ¿O se opuso Lavagna a la rajada de Prat Gay, un metasdeinflacionisa, y su reemplazo por el devaluacionista Redrado? ¿Cuál es, si no la política cambiaria, la causa de la inflación? Respecto a los incentivos a la inversión, ya discutimos alguna vez que su efecto, bajo un tipo de cambio fijo, no es deflacionario sino inflacionario: más inversión es más demanda, y una vez instalada la capacidad productiva, esa mayor productividad levanta los salarios y por ende los precios. No se puede pensar la macro como una curva de oferta y otra de demanda con su intersección dependiendo del nivel general de precios: la demanda depende de la producción.
* Corregir los desvíos de los dos últimos años y llevar el programa económico de regreso a su curso original.
* Dar una lucha integral contra la inflación con la introducción de incentivos a la inversión, promoviendo el empleo y fortaleciendo el superávit fiscal. Un superávit alto es esencial para:
mantener alto el valor del dólar;
bajar las tasas interés,
reducir la deuda publica.
Está demostrado que los controles de precios no sirven como sistema para frenar la inflación, sino que por el contrario, agudizan el problema. El freno a la inflación, en un contexto de alto nivel de actividad económica, es esencial para que vuelva a mejorar la distribución del ingreso y por ende para garantizar que el consumo continúe siendo la “locomotora” de la economía.
Descartado Lavagna, algo desencantado con Lilita, mucho más con Murfi, me están dando ganas de votar al Alberto. Los Rodríguez son lo más reformista de este país, lejos. ¿Se imaginan aquel millón de árboles que prometía Adolfo? Ya serían árboles de cuatro años, ya estarían dándonos su sombra.
martes, septiembre 04, 2007
el sueño de más de un dorima
lunes, septiembre 03, 2007
con acento cordobés, y algo más
domingo, septiembre 02, 2007
sospecho que sos pecho
De paso: siendo las 11.06, noto que en Córdoba hacen la misma matufia que en Santa Fe: escrutado el 15%, Schiaretti gana 44 a 26 (18 puntos). Pero apenas hay 0,89% escrutado en la capital, en mesas que Juez gana por 18 puntos. Y Capital es cuarentipico por ciento de la provincia -- llega al 50% si sumamos los departamentos limítrofes de Colón, Santa María y Punilla. En otras palabras: con este análisis departamental, cada uno le saca al otro más o menos 18 puntos en sendas mitades de la provincia. Estará parejo, aunque hay que esperar más mesas de capital a ver si la diferencia es en verdad tan grande allí.
UPDATE A LAS 11.22: Ahora escrutado el 17,4% de las mesas, Schiaretti 43,8% Juez 27,5%, diferencia de 16 puntos. Obviamente sigue el curro: en Córdoba capital hay menos de 3% de las mesas escrutadas. Allí gana Juez por 26 puntos, mientras que en el interior Schiaretti gana por 19. Grandes chances de que pierda el oficialismo.
UPDATE A LAS CERO HORAS, TRECE MINUTOS. La Ciencia Maldita se tomó el trabajo: multiplicó los porcentajes publicados hasta ahora para cada candidato en cada departamento cordobés por el peso de cada departamento en el total provincial. Resultado: ultraparejo, pero la estimación me da Juez, por menos de 10 mil votos. En cada departamento la muestra es bastante grande (9% en capital, el mínimo), es decir que si no está sesgada confío en estos números. Si Juez se mantiene cerquita del 50% en la docta, gana.
UPDATE A LAS CERO HORAS, VEINTIÚN MINUTOS. ¿Puede una muestra de casi el 10% ser sesgada? Seguro. Pero si se mantiene el 49,8% a 27,3% a favor de Juez en Córdoba capital, me da que ganaría con el 36,9% contra el 36,6% de Schiaretti. Apasionante. Ahora a dormir.
UPDATE A LA 1.05PM. Y, estaba muy bueno, no me podía ir a dormir. Juez y Schiaretti pierden -ambos- algunas décimas en la capital cordobesa respecto a la entrega anterior, pero Schiaretti más que juez. Ahora es 49,5% a 26,6%. Y el proyectado me está dando 36,8% a 36,4%.
rosario te hace ganador
Pero después me fijo por departamento y en Rosario, que tiene un tercio de las mesas, se escrutó sólo el 4%, y Binner gana por más de 20%; y en Santa Fe capital se escrutó menos del 2% y gana por 15%:
Conclusión: gana Binner, como creo que adelantó Artemio.
Cada vez que pasan estas cosas me pregunto si es casualidad o si es un manipulaje para prolongar una agonía. Como dice gallardamente el perdedor del FPV en Villa Gdor. Gálvez, "a la agonía no hay que estirarla, yo le saco el tubo de oxígeno y declaro ganador a [mi rival]".